BIBLIOGRAFÍA
LA MADUREZ CEREBRAL

INTRODUCCIÓN

¿Cuáles son los cambios cognitivos que ocurren durante la mediana edad?

En la mediana edad, se experimentan cambios notables en varias capacidades cognitivas. Los estudios longitudinales indican que la disminución de la memoria episódica generalmente comienza alrededor de los 60 años, mientras que la velocidad de procesamiento y el procesamiento espacial pueden deteriorarse antes de esa edad. La memoria de trabajo y las funciones ejecutivas, que son fundamentales para el funcionamiento diario, también pueden mostrar declives relacionados con la edad durante la edad adulta media. Además, se ha observado evidencia de cambios en la inteligencia fluida y cristalizada, así como en la memoria y la velocidad de procesamiento durante este período. Estos cambios en las capacidades cognitivas durante la edad adulta media tienden a ser caracterizados por una alta estabilidad diferencial, lo que significa que las personas mantienen sus diferencias individuales en estas habilidades a lo largo del tiempo. Sin embargo, también existe heterogeneidad en el desarrollo interindividual, especialmente en lo que respecta a la velocidad de procesamiento. Esto significa que algunas personas pueden experimentar una disminución más pronunciada en esta habilidad que otras. En general, la mediana edad se presenta como un período a estudiar ya que los cambios cognitivos pueden ayudarnos a comprender sus implicaciones para el envejecimiento cognitivo posterior en la vida. Los investigadores se centran en una variedad de factores, como la resistencia a la insulina, el nivel educativo y los factores de riesgo cardiovascular, para entender mejor cómo estos elementos pueden influir en la función cognitiva en la vejez.

El estudio de Chelsea M. Stillman y colaboradores (2019) en “Exercise, Fitness and the Aging Brain: A Review of Functional Connectivity in Aging” sugiere que el envejecimiento está vinculado a cambios en la estructura y función cerebral. Estos cambios pueden afectar la eficiencia general del cerebro y las capacidades cognitivas. La actividad física y la aptitud pueden ser factores importantes en la modulación de estos efectos. Ruth Peters (2006) en su artículo “Ageing and the brain” discute cómo el envejecimiento afecta al cerebro en múltiples niveles, desde cambios moleculares hasta alteraciones en la morfología cerebral. El cerebro tiende a reducirse con la edad, lo que puede influir en la vasculatura y la cognición. James H. Cole y colaboradores (2019) en “Brain age and other bodily ‘ages’: implications for neuropsychiatry” señalan que el envejecimiento cerebral se asocia con un deterioro cognitivo y un incremento en el riesgo de trastornos neurodegenerativos y demencia. La edad del cerebro puede ser un indicador útil para entender y tratar estas condiciones.

Yujun, Liu., Margie, E., Lachman. (2020) en su estudio “Education and Cognition in Middle Age and Later Life: The Mediating Role of Physical and Cognitive Activity” sugieren que la actividad física y cognitiva puede proteger contra la disminución de la cognición asociada con la edad. Señalan la importancia de mantener un estilo de vida activo tanto física como mentalmente para preservar la salud cognitiva en la vejez. Stieger y Lachman (2021) en “Increases in Cognitive Activity Reduce Aging-Related Declines in Executive Functioning” encuentran que el aumento de la actividad cognitiva puede reducir el deterioro en el funcionamiento ejecutivo, particularmente en personas sin educación universitaria. Este hallazgo resalta la relevancia de involucrarse en actividades cognitivas para mitigar el deterioro relacionado con la edad. Patel, Sheth y Purohit (2022) en su estudio “Comparison of Cognition and Aerobic Capacity in Hypertensive and Age-Matched Non-Hypertensive Middle Age Males” exploran cómo la hipertensión y la capacidad aeróbica se relacionan con la función cognitiva en ffmbres de mediana edad. Sus resultados sugieren una correlación positiva entre la capacidad aeróbica y la cognición en hombres hipertensos y enfatizan la necesidad de más investigación sobre el impacto del ejercicio aeróbico en la cognición y calidad de vida.

Los estudios mencionados se centran en la interacción entre la actividad cognitiva y física, el nivel educativo y la función cognitiva en la mediana edad y la vejez, así como el impacto de otros factores como la resistencia a la insulina y la depresión en la cognición. Estos estudios abogan por la importancia de la prevención y el tratamiento temprano de condiciones que pueden afectar la cognición y recomiendan intervenciones que incluyan actividad física y cognitiva para mejorar la salud cognitiva durante el envejecimiento. Además, resaltan la complejidad de los factores que influyen en la salud cognitiva y la necesidad de abordarlos integralmente

Los estudios mencionados investigan la interacción entre los factores de riesgo cardiovascular, la actividad cognitiva, la dieta, y la educación en la función y el deterioro cognitivos. Iso-Markku et al. (2022), examinan cómo la educación superior puede actuar como un moderador entre los factores de riesgo cardiovascular de mediana edad y la cognición en la vejez, sugiriendo que la educación superior puede conferir resiliencia contra los efectos perjudiciales de los factores de riesgo cardiovascular en la cognición de las personas mayores. Young et al. (2020),descubrió que una dieta óptima en la mediana edad se asocia con un mejor desempeño cognitivo, especialmente en pruebas que requieren un procesamiento cognitivo rápido. Armstrong et al. (2019) encontró una asociación entre el riesgo elevado de enfermedad coronaria en la mediana edad y un menor rendimiento cognitivo en la vejez, lo que implica que los factores de riesgo cardiovascular pueden tener efectos a largo plazo en la función cognitiva. Yaffe et al. (2020): señala que los factores de riesgo cardiovascular como el tabaquismo, la hipertensión y la diabetes mellitus están asociados con un mayor riesgo de deterioro cognitivo acelerado durante la mediana edad. Boo et al. (2021), aborda factores de riesgo modificables para enfermedades cardiovasculares que también contribuyen al deterioro cognitivo, lo que puede ser relevante para la mediana edad dado que muchos de estos factores se desarrollan durante este período. Stieger y Lachman (2021) sugiere que el aumento de la actividad cognitiva puede ayudar a reducir el deterioro relacionado con la edad en el funcionamiento ejecutivo, especialmente en aquellos sin educación universitaria, aunque no encontró una asociación significativa entre la actividad cognitiva y la memoria episódica.

Otros abordan diversos aspectos del envejecimiento y su impacto en la cognición desde la mediana edad hasta la vejez, con un enfoque en la reserva cognitiva, la prevención del deterioro cognitivo y los efectos de la educación en el declive cognitivo.

Corbo et al. en “The Protective Role of Cognitive Reserve in Mild Cognitive Impairment”, confirma que una alta reserva cognitiva se asocia con un menor riesgo de deterioro cognitivo leve y deterioro cognitivo general, lo que sugiere que la capacidad de utilizar de forma adaptativa los procesos cognitivos puede compensar el deterioro cognitivo relacionado con la edad. Naqvi et al. en “Preventing cognitive decline in healthy older adults” analiza estrategias para prevenir el deterioro cognitivo en adultos mayores sanos, encontrando que los agentes farmacológicos no ofrecen beneficios significativos, mientras que el entrenamiento cognitivo y físico, especialmente el entrenamiento de resistencia puede ser beneficioso. Finch, en “The neurobiology of middle-age has arrived” discute cómo el deterioro cognitivo puede comenzar tan temprano como entre los 20 y 30 años y continuar más allá, independientemente de la patología conocida. Subraya la importancia de estrategias neuroprotectoras y la necesidad de investigar más sobre los cambios cerebrovasculares y su interacción con la enfermedad de Alzheimer en la mediana edad. Harrsen et al. en “Educational attainment and trajectories of cognitive decline during four decades” informa que hay una asociación entre el nivel de educación y el deterioro cognitivo, con una disminución más pronunciada en el coeficiente intelectual entre los participantes con educación formal más baja.

El estudio de Statsenko et al. aborda cómo el envejecimiento normal afecta la morfología cerebral y la función cognitiva. Los hallazgos clave del estudio son:

  • Se identificaron cambios estructurales en el cerebro que tienen el potencial de afectar la función cognitiva durante el envejecimiento normal.
  • Se observaron diferencias de género en los cambios de volumen cerebral y en los patrones de cambio en funciones cognitivas relacionadas con la edad.
  • Se sugiere que la expansión de la fisura interhemisférica podría influir en la toma de decisiones. El estudio confirmó hallazgos anteriores sobre el aumento del líquido cefalorraquídeo asociado con la edad.
  • Hay un interés en identificar biomarcadores que puedan ser utilizados para el diagnóstico de los cambios cognitivos asociados con la edad.

En cuanto a la “Life’s Essential 8” de la American Heart Association, el estudio de Master et al. indica que mejores puntuaciones en estas medidas de salud cardiovascular están asociadas con un mejor rendimiento cognitivo en adultos de mediana edad. Este enfoque actualizado incluye el sueño como un octavo componente esencial para la salud cardiovascular. El estudio sugiere una correlación significativa entre una puntuación más alta en el LE8 y una mejor memoria y atención, aunque no con todas las funciones cognitivas. Ambos estudios subrayan la importancia de considerar la salud cardiovascular y los estilos de vida saludables como factores influyentes en la salud cognitiva y el envejecimiento. Además, reflejan un enfoque integral y multidimensional para entender y abordar los desafíos del envejecimiento, destacando la relevancia de los factores de riesgo modificables en la preservación de la función cognitiva y la salud en general. La identificación de biomarcadores específicos puede ser crucial para el desarrollo de tratamientos personalizados para el mantenimiento de la salud cognitiva en la vejez.

La “Life’s Simple 8” (Las 8 Simples de la Vida) es una iniciativa de la Asociación Americana del Corazón (AHA) que promueve ocho hábitos saludables para mejorar la salud cardiovascular y en general. Estos hábitos son:

  • Control de la presión arterial: Mantener la presión arterial dentro de niveles saludables para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
  • Control del colesterol: Mantener niveles de colesterol saludables, especialmente reduciendo el colesterol LDL (“colesterol malo”), para prevenir la acumulación de placas en las arterias.
  • Manejo del azúcar en sangre: Mantener los niveles de azúcar en sangre en un rango normal para prevenir la diabetes tipo 2 y otras complicaciones de salud.
  • Dieta saludable: Adoptar una dieta equilibrada y rica en frutas, verduras, granos enteros, proteínas magras y grasas saludables para el corazón.
  • Actividad física: Realizar al menos 150 minutos de actividad física moderada o 75 minutos de actividad intensa por semana para mantener un corazón y cuerpo saludables.
  • Peso corporal saludable: Mantener un peso corporal dentro de un rango saludable para reducir la carga en el corazón y prevenir problemas de salud.
  • Dejar de fumar: Abandonar el hábito de fumar y evitar la exposición al humo de segunda mano para reducir el riesgo de enfermedades cardíacas y cáncer.
  • Consumo de alcohol moderado: Si se consume alcohol, hacerlo con moderación y de forma responsable.

Estos ocho hábitos se consideran esenciales para promover una vida más saludable y reducir el riesgo de enfermedades cardiovasculares y otras afecciones relacionadas con el estilo de vida. Adoptar estos comportamientos puede tener un impacto significativo en la salud a largo plazo. El estudio CARDIA de Kristine Yaffe, Amber L. Bahorik, Tina D. Hoang, Sarah Forrester, David R. Jacobs, Jr., Cora E. Lewis, Donald M. Lloyd-Jones, Stephen Sidney y Jared P. Reis. En este estudio, se examinó la relación entre los factores de riesgo cardiovascular en la mediana edad y el declive cognitivo acelerado. Se incluyeron 2,675 adultos de mediana edad de diferentes etnias, y se midieron los factores de riesgo cardiovascular como la hipertensión, la diabetes, la obesidad, el alto colesterol y el tabaquismo al inicio del estudio. Luego, se realizaron pruebas cognitivas de memoria, función ejecutiva y velocidad de procesamiento al inicio y 5 años después. Los resultados revelaron que el 5% de los participantes experimentó un declive cognitivo acelerado durante los 5 años del estudio. Específicamente, el tabaquismo, la hipertensión y la diabetes se asociaron con un mayor riesgo de declive cognitivo después de ajustar por múltiples variables. Por otro lado, la obesidad y el alto colesterol no mostraron asociación significativa con el riesgo de declive cognitivo.

Además, se observó que a medida que aumentaba el número de factores de riesgo cardiovascular presentes en un individuo, aumentaba también la probabilidad de sufrir un declive cognitivo acelerado. En particular, aquellos con tres o más factores de riesgo tenían casi tres veces más probabilidades de experimentar el declive cognitivo.

Estos resultados resaltan la importancia de abordar los factores de riesgo cardiovascular, como la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo, durante la mediana edad como medida preventiva para el declive cognitivo. Además, destacan la necesidad de adoptar un enfoque a lo largo de toda la vida para comprender el funcionamiento cognitivo y el envejecimiento. Este estudio subraya la relevancia de mantener una salud cardiovascular óptima como parte de la estrategia para promover la salud cognitiva a medida que envejecemos.

CONOCER PARA ABORDAR

American Psychiatric Association – APA. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales DSM-5 (5a. ed.) Madrid: Editorial Médica Panamericana.

El DSM (Manual Diagnóstico y Estadístico, por sus siglas en inglés) es una herramienta ampliamente utilizada en los Estados Unidos para diagnosticar trastornos de salud mental en personas de todas las edades. Fue desarrollado por la Asociación Americana de Psiquiatría y abarca la descripción de síntomas de más de 250 trastornos mentales. Además, proporciona datos estadísticos sobre cómo estos trastornos afectan a diferentes grupos demográficos, como género y edad, así como información sobre los efectos de los tratamientos más comunes. Los profesionales de la salud mental consultan el DSM para mejorar su comprensión de las posibles necesidades de sus pacientes y para realizar evaluaciones y diagnósticos específicos. Alternativas al DSM-5 son la clasificación de la Organización mundial de la salud, OMS, muy similar al DSM-5 difieren en su enfoque, origen y alcance geográfico. Cada sistema tiene su propio propósito y público objetivo, y los profesionales de la salud mental pueden utilizar uno u otro según sus necesidades y ubicación geográfica.

La más nueva HiTOP (Hierarchical Taxonomy Psychopathology) HiTOP es un sistema de clasificación que aborda las limitaciones de las taxonomías tradicionales. Contrario al enfoque del DSM-5, que categoriza trastornos en límites definidos, HiTOP ve la salud mental como un espectro y permite una clasificación más flexible. Además, simplifica la clasificación y reconoce la complejidad de los diagnósticos múltiples. HiTOP se basa en evidencia científica actualizada y se centra en dimensiones de psicopatología en lugar de categorías rígidas. Este enfoque busca mejorar la precisión en el diagnóstico y el tratamiento de trastornos mentales.

ATENCIÓN

La atención y la cognición se ven afectadas durante la mediana edad por factores como el género, la educación y la complejidad de las tareas. Las investigaciones proporcionan información valiosa sobre las diferencias individuales en el rendimiento cognitivo y sugieren enfoques para mitigar el declive relacionado con la edad. La atención no es un concepto unidimensional, sino una facultad compleja con múltiples componentes que interactúan con otros procesos cognitivos como la memoria, la motivación y las habilidades ejecutivas. La comprensión de la atención es fundamental para el desarrollo de intervenciones para trastornos de la atención y para la mejora cognitiva en general. Además, la exploración de los componentes de la atención en la mediana edad es crucial, ya que esta etapa de la vida presenta cambios significativos en la capacidad cognitiva que pueden influir en el envejecimiento cognitivo saludable. La evidencia también sugiere que el control de la atención es un aspecto significativo de la inteligencia y podría jugar un papel más importante de lo previamente considerado, lo cual tiene implicaciones para la medición y mejora de la cognición en adultos. Hoffmann et al. exploraron el impacto de cambiar entre diferentes modos de respuesta en tareas cognitivas. Aunque no hallaron diferencias significativas en el rendimiento basadas en el modo de respuesta, reconocieron la necesidad de más estudios para confirmar estos hallazgos y comprender mejor la superposición y la programación de tareas múltiples. Tun y Lachman proporcionaron una visión detallada de cómo la edad, el nivel educativo y el género influyen en los tiempos de reacción en tareas cognitivas complejas. El estudio utilizó una muestra extensa que abarcaba edades de 32 a 85 años, revelando que la mayor complejidad de la tarea está vinculada a tiempos de reacción más lentos en adultos mayores, en individuos con niveles educativos inferiores y en mujeres. Los autores destacaron que una mayor educación puede compensar estos efectos hasta un cierto punto, lo que implica que la educación puede ser un factor protector contra el deterioro cognitivo. Koziol et al. revisaron el “modelo Mirsky” de atención, que se ha mantenido relevante en la neuropsicología durante las últimas décadas. Este modelo reconoce diversos procesos atencionales y los relaciona con estructuras cerebrales específicas, lo que lo distingue de otras baterías de pruebas que carecen de vinculación directa con la neuroanatomía y la función. Fernández discute la importancia de la atención en la neuropsicología, tanto para la investigación como para la práctica clínica. El artículo ofrece una revisión de las teorías más relevantes sobre la atención y detalla las alteraciones y pruebas de evaluación más significativas en el campo.

En conjunto, estos estudios subrayan la complejidad de la atención como función cognitiva y su variabilidad a lo largo de la vida. Resaltan la importancia de considerar una gama de factores demográficos y personales al evaluar la cognición y la atención, y sugieren que intervenciones como la educación avanzada y la formación cognitiva específica pueden ser beneficiosas para mantener la función cognitiva durante la mediana edad. Además, indican la necesidad de aplicar un enfoque neuropsicológico que esté al día con los desarrollos científicos actuales, lo que podría llevar a métodos de evaluación y tratamiento más efectivos y personalizados.

Otros estudios abordan la complejidad de la atención y la cognición desde diferentes ángulos, enfocándose en el desarrollo, la interacción con otros procesos cognitivos, y la influencia en la capacidad cognitiva general. Moline sugiere que, aunque existen múltiples modelos para entender la atención hay aspectos de la atención que estos modelos aún no abarcan completamente, como su dinámica temporal. La investigación sobre la motivación, tanto intrínseca como extrínseca, y cómo estas pueden influir en la atención aún es escasa y requiere un estudio más detallado. La investigación futura también podría explorar la diferencia entre el refuerzo positivo y el castigo en relación con las amenazas y recompensas y su impacto en la ejecución de tareas. Amso y Scerif proporcionan un marco para el desarrollo de la atención visual y sus interacciones con los sistemas visuales y de memoria. Su trabajo sugiere que la atención visual actúa como un filtro para la información ambiental relevante para el aprendizaje y la memoria. Además, revisan los mecanismos genéticos subyacentes a los trastornos de la atención y las formas en que la atención puede ser modificada a través del entrenamiento. Burgoyne et al. examinan cómo el control de la atención podría explicar la covariación entre diferentes habilidades cognitivas como la inteligencia fluida y la capacidad de la memoria de trabajo. La teoría de la superposición de procesos sugiere que las tareas cognitivas implican procesos tanto de dominio general como específico, y que el control de la atención es un factor crucial en estas interacciones.

¿Cómo la atención, es afectada por diversos factores y cómo puede ser medida y optimizada?

Elliott y Brewer investigaron cómo la atención dividida afecta la codificación dirigida a valores en la memoria de reconocimiento. Hallaron que la atención dividida perjudica selectivamente la codificación de información considerada valiosa, lo que sugiere que los procesos ejecutivos están fuertemente implicados en la codificación de información que se considera importante o valiosa. Hahn et al. realizaron un estudio comparativo entre atención dividida y atención selectiva, encontrando que las demandas cognitivas adicionales de la atención dividida no son cualitativamente distintas de la atención selectiva, sino que ambas comparten mecanismos de procesamiento comunes en el cerebro, particularmente en áreas frontoparietales. Hoffmann et al. exploraron si existen asimetrías de costos al cambiar entre tareas manuales, vocales y oculomotoras. Los resultados sugieren que la modalidad de respuesta es un componente integral del conjunto de tareas y que cambiar entre diferentes modalidades de respuesta conlleva costos de desempeño similares.

Los hallazgos de estos estudios destacan la importancia de considerar la atención no solo como un proceso unitario sino como una capacidad que puede ser diferencialmente influenciada por el valor asignado a la información, por el tipo de tarea y la modalidad de respuesta. Además, subrayan la relevancia de los procesos ejecutivos y cómo la atención dividida puede requerir recursos adicionales de selección de atención. Estas investigaciones contribuyen a un mejor entendimiento de cómo se pueden desarrollar intervenciones para mejorar la atención y, por ende, la función cognitiva. Los estudios sobre la atención dividida y selectiva proporcionan insights sobre cómo las personas pueden optimizar su enfoque en situaciones de multitarea, lo que es especialmente relevante en un mundo donde la multitarea es cada vez más común. Además, los resultados pueden tener aplicaciones prácticas en el diseño de programas de entrenamiento cognitivo y en la creación de estrategias para mitigar los efectos del envejecimiento cognitivo.

El estudio de Unger y Sloutsky, investiga la relación entre el aprendizaje por categorías y la atención selectiva. El artículo sugiere que la capacidad de simplificar y clasificar entidades en categorías durante la edad adulta se desarrolla y perfecciona a través del crecimiento multifacético de la atención selectiva. La atención selectiva permite a las personas enfocarse en atributos pertinentes a una categoría mientras ignoran los irrelevantes, facilitando así el razonamiento y la interacción.
A través de dos experimentos, los investigadores examinaron cómo los aspectos de enfoque y filtrado de la atención selectiva contribuyen al aprendizaje de categorías en niños y adultos. Encontraron que tanto niños como adultos utilizan la atención selectiva durante el aprendizaje de categorías simples, indicando que el aprendizaje de categorías y la atención selectiva son habilidades que se desarrollan desde la infancia y tienen un papel continuo en el desarrollo cognitivo. Diferentes aspectos de la atención selectiva pueden estar involucrados en el aprendizaje de categorías a lo largo del desarrollo. Implica que la habilidad para aprender categorías y el desarrollo de la atención selectiva son procesos interconectados que evolucionan juntos a lo largo de la vida de un individuo.

EN Elliott, B. L., & Brewer, G. A. Divided Attention Selectively Impairs Value-Directed Encoding., examinan el efecto de la codificación dirigida a valores en la memoria de reconocimiento y cómo varias tareas de atención dividida en la codificación alteran el recuerdo dirigido a valores. El estudio examinó el efecto de la codificación dirigida a valores en la memoria de reconocimiento y encontró que las palabras de alto valor se reconocían más efectivamente que las palabras de bajo valor, lo que sugiere que los procesos ejecutivos están involucrados en la codificación de información valiosa. Informaron que la atención dividida perjudica selectivamente la codificación dirigida a valores. Examinóel efecto de la codificación dirigida a valores en la memoria de reconocimiento y cómo las tareas de atención divididas durante la codificación afectan el recuerdo dirigido a valores. Se encontró una mayor precisión de reconocimiento para palabras de alto valor en comparación con palabras de bajo valor. El valor afecta los procesos de codificación, lo que conduce a respuestas mejoradas de “recordar”. Las tareas de atención dividida, como la generación de números aleatorios, atenúan el efecto de recuerdo dirigido a valores. Los procesos ejecutivos se utilizan al codificar información valiosa, y las mejoras de la memoria dirigidas a valores no se deben únicamente al ensayo diferencial. El estudio tuvo como objetivo evaluar la base conmemorativa para mejorar la memoria de información de alto valor y el papel de la atención en la codificación de información de alto valor. Los resultados mostraron que la codificación basada en valores aumentaba constantemente el rendimiento de la memoria de reconocimiento para información de alto valor. Las tareas sencillas de atención dividida tuvieron poco impacto en el recuerdo de información de alto valor. Estos hallazgos contribuyen a la comprensión de cómo la codificación basada en valores influye en la memoria posterior. 40 participantes participaron en la investigación. Los resultados de los autores refuerzan potencialmente estudios previos sobre este tema: “El valor en la codificación aumenta selectivamente los recuerdos fuertes y conduce a experiencias más recordadas en la prueba, mientras que tiene poca influencia en las experiencias basadas en la familiaridad”, argumentó Brewer.

El grupo sostiene que los estudios futuros deberían centrarse en resolver esta contradicción. Atención dividida versus atención selectiva: evidencia de mecanismos de procesamiento comunes Cada uno empleó un paradigma diferente, y las activaciones específicas de la condición de atención dividida diferían entre los estudios, lo que sugiere que las demandas cognitivas adicionales reclutadas por la condición de atención dividida en comparación con la condición de atención selectiva son específicas del paradigma. Un grupo de investigación liderado por Britta Hahn del Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas  informó en ‘Atención dividida versus selectiva’ que el concepto de atención está estrechamente vinculado a la teoría de los recursos, que afirma que los organismos tienen una capacidad de procesamiento limitada y deben seleccionar entre información sensorial disponible. El estudio encontró que las tareas de atención dividida activaban áreas frontoparietales asociadas con la atención visual. Sin embargo, las diferencias en la actividad entre tareas pueden deberse a la carga de procesamiento adicional de la tarea adicional en lugar de ser específica de la atención dividida. El estudio también encontró que los mecanismos neuroanatómicos de dividir la atención eran cualitativamente similares a centrar la atención en un solo conjunto. La activación específica de la atención dividida difirió entre los estudios, lo que sugiere que las demandas cognitivas adicionales son específicas del paradigma. El estudio tuvo como objetivo determinar si las activaciones cerebrales específicas de la atención dividida podrían identificarse en condiciones con exigencias mínimas sobre los procesos de control ejecutivo y la memoria de trabajo. Los participantes se sometieron a entrenamiento y pruebas antes de las resonancias magnéticas y los resultados mostraron que la atención dividida requería tiempos de reacción más largos en comparación con la atención selectiva. El estudio encontró activaciones generalizadas en las áreas frontoparietales durante las tareas de atención, siendo la atención dividida la que induce la mayor activación. En general, el estudio sugiere que dividir la atención entre dos conjuntos de entradas recluta recursos adicionales de selección de atención.

MEMORIA

Los estudios de Ely et al.y Swain et al.exploran las complejas interacciones entre el trastorno de estrés postraumático (TEPT), la atención y la memoria prospectiva. El trabajo de Ely et al. examina cómo el TEPT está asociado con una función cerebral alterada relacionada con la atención, incluso en ausencia de señales amenazantes o desencadenantes de ansiedad. Los resultados de estudios de imágenes cerebrales sugieren que los síntomas de TEPT están ligados a un deterioro en los procesos de atención y una función de red cerebral alterada. Este estudio subraya la necesidad de más investigaciones para entender los mecanismos neuroanatómicos de los déficits de atención en el TEPT y para desarrollar posibles tratamientos.

En el trabajo de Swain et al. se investiga cómo la severidad de los síntomas de TEPT en una población general se correlaciona con los fallos de memoria prospectiva, que implican olvidar realizar acciones planeadas en el futuro, como citas médicas o la toma de medicación. El estudio emplea un paradigma de diario naturalista y encuentra una correlación entre la gravedad de los síntomas de TEPT y errores de memoria prospectiva registrados en el diario, particularmente en tareas relacionadas con el tiempo. Ambos estudios resaltan la importancia de entender las influencias del TEPT en la cognición y el comportamiento diario de los afectados. Aunque ambos se centran en adultos en general, las implicaciones para individuos en la mediana edad son relevantes, ya que esta etapa de la vida a menudo implica un aumento en la responsabilidad y la gestión de múltiples tareas, donde un funcionamiento óptimo de la atención y la memoria prospectiva es crítico. Estas investigaciones son fundamentales para el desarrollo de estrategias terapéuticas eficaces para individuos con TEPT y para mejorar la calidad de vida de quienes sufren de este trastorno. Sugieren que el tratamiento y el apoyo para individuos con TEPT deberían considerar no sólo los aspectos emocionales y traumáticos del trastorno sino también cómo este afecta la capacidad para realizar tareas cotidianas y cumplir con obligaciones futuras, lo cual puede tener un impacto significativo en el bienestar y la autonomía personal.

MEMORIA Y EDAD

La memoria episódica y la atención son aspectos críticos del funcionamiento cognitivo que tienden a disminuir con la edad. En el estudio de Uttl et al. se examinó la memoria prospectiva y retrospectiva en adultos mayores, encontrando descensos similares relacionados con la edad en ambos tipos de memoria, con una relación más fuerte del declive con la memoria retrospectiva. Rotblatt et al.informaron que los adultos mayores muestran una disminución de la memoria de orden temporal, especialmente en condiciones de alta interferencia, sugiriendo que estos déficits podrían ser marcadores tempranos de enfermedades como el Alzheimer.

Por otro lado, Sales et al. compararon a individuos mayores sanos con aquellos con deterioro cognitivo leve, destacando que con el aumento de la edad se eleva la predisposición a desarrollar mayor deterioro cognitivo y sintomatología depresiva, junto con una disminución de la actividad. Estas investigaciones aportan información valiosa para la comprensión y el diagnóstico precoz del deterioro cognitivo en la vejez.

Las implicaciones de estos estudios son significativas, ya que no solo revelan patrones de declive cognitivo asociados con la edad, sino que también destacan la importancia de la interferencia y la actividad como factores que influyen en la memoria y en el bienestar general de los adultos mayores. Estos hallazgos pueden informar estrategias de intervención y prevención para mitigar los efectos del envejecimiento en la cognición.

El estudio de Martin et al. examina cómo la edad actual y la edad en el momento de los eventos recordados afectan el tono emocional de los recuerdos autobiográficos. Hallaron que el tono afectivo alcanza su punto máximo en la adultez temprana y que la adolescencia temprana y la vejez suelen recordarse de manera más negativa. Este hallazgo sugiere que la edad juega un papel significativo en cómo se recuerdan las experiencias vividas.

El estudio de Martini et al.sugiere que un breve período de descanso después del aprendizaje puede mejorar la retención de la memoria, y esto es particularmente efectivo en los adultos mayores. El descanso permite una consolidación de la memoria sin la interferencia de nuevas informaciones, lo que resulta beneficioso para la retención a largo plazo. Abarca diversas investigaciones en el campo de la memoria y el envejecimiento, con especial atención a cómo la edad y los factores socioculturales pueden influir en el rendimiento de la memoria episódica y de trabajo.

Karlsson et al.sugiere que el declive de la memoria relacionado con la edad afecta a varias formas de memoria, incluida la de completar fragmentos de palabras, y se refleja en las correlaciones entre las medidas de memoria implícita y explícita. Kerstin Jost et al. Investiga las diferencias de eficiencia en el filtro y la memoria visual de trabajo entre adultos mayores y jóvenes con baja memoria de trabajo. Encuentran que la edad afecta la capacidad para filtrar información irrelevante, lo cual es crucial para mantener un buen rendimiento en la memoria de trabajo. Kukolja et al. examinan la consolidación temprana de la memoria episódica y cómo esta se ve afectada por la edad, destacando que el envejecimiento conlleva una disminución en la conectividad de redes cerebrales durante el reposo, lo que podría contribuir al deterioro de la memoria episódica. Logie Discute la organización funcional y los límites de capacidad de la memoria de trabajo, subrayando cómo estos factores pueden cambiar con la edad y afectar el rendimiento cognitivo. Márquez Sánchez et al. observan diferencias en el rendimiento cognitivo entre adultos de distintas edades y niveles socioculturales, destacando que el nivel sociocultural puede ser un indicador más relevante que la edad para evaluar el rendimiento en tareas de memoria episódica y operativa.

En resumen, estos estudios colectivamente sugieren que tanto la edad como los factores socioculturales y las estrategias de procesamiento cognitivo juegan un papel importante en el mantenimiento de la memoria durante el envejecimiento. También resaltan la complejidad del envejecimiento cognitivo y la necesidad de estrategias adaptativas para mitigar el declive relacionado con la edad.

En relación entre la memoria a corto y largo plazo y cómo factores como la edad y el sueño influyen en la codificación y retención de la memoria. Fukuda y Vogel revelan que la capacidad de la memoria visual a corto plazo puede predecir la eficiencia en la codificación de la memoria visual a largo plazo. Se encontró que cuando la capacidad de la memoria visual a corto plazo está saturada durante la codificación, hay una correlación positiva con el rendimiento de reconocimiento de la memoria visual a largo plazo. Hartshorne y Makovski sugieren que mantener activamente un elemento en la memoria de trabajo mejora la memoria a largo plazo. Un metaanálisis y experimentos indican que un mayor mantenimiento en la memoria de trabajo conduce a un mejor reconocimiento en pruebas de memoria a largo plazo. Jones et al. indican que la influencia del sueño en la memoria emocional, especialmente en la retención de recuerdos negativos, disminuye con la edad. Mientras que en adultos jóvenes el sueño mejora la memoria de imágenes negativas, este efecto parece ser más débil en adultos de mediana edad.

Estos estudios destacan la importancia de comprender los mecanismos subyacentes al declive cognitivo y los efectos de la atención, la carga cognitiva y las estrategias de procesamiento en la retención de la memoria a lo largo de la vida. Además, señalan la relevancia de factores como el sueño y la activación cerebral durante la consolidación de la memoria, así como la influencia de variables individuales y socioculturales en el desempeño de la memoria. Hay una falta de pruebas fiables y válidas para evaluar la memoria visual/visuoespacial, con críticas dirigidas a las pruebas existentes, pero las pruebas más nuevas y los avances tecnológicos como la realidad virtual ofrecen soluciones potenciales para evaluar la memoria visual/visuoespacial en la práctica clínica. En “El reto de la evaluación neuropsicológica de la memoria visual/visuoespacial”, Unai Díaz-Orueta y sus colegas informaron de que este artículo es una revisión crítica de las medidas y recursos existentes para la evaluación neuropsicológica de la memoria visual/visuoespacial. Se discuten los retos en la evaluación de la memoria no verbal y se destacan las limitaciones de las pruebas actuales. El artículo también explora el uso potencial de los avances tecnológicos, como la realidad virtual, para mejorar la evaluación de la memoria visual/visuoespacial. En general, el artículo pretende proporcionar a los profesionales medios más fiables para evaluar la memoria visual/visuoespacial en la práctica clínica.

Singh-Manoux examinó el momento de inicio del deterioro cognitivo en adultos de mediana edad y encontró que el deterioro cognitivo comienza antes de los 60 años y afecta a todos los grupos de edad, incluso a aquellos de 45-49 años. Además, se señaló que los datos transversales pueden sobrestimar el deterioro cognitivo debido a diferencias en las cohortes de nacimiento y la educación. Estos resultados tienen implicaciones importantes para la investigación sobre el envejecimiento y la demencia. Subramaniapillai, S. investigó cómo el envejecimiento afecta la memoria episódica y la conectividad cerebral funcional, considerando el sexo biológico. Los resultados mostraron diferencias relacionadas con el sexo en cómo la conectividad cerebral se relaciona con el rendimiento de la memoria episódica y la edad. Las mujeres mostraron una mayor integración entre redes cerebrales, especialmente en tareas difíciles, mientras que los hombres mostraron una mayor conectividad en una red específica relacionada con la memoria, lo que se correlacionó con un peor rendimiento. Las diferencias neuronales en el deterioro de la memoria relacionado con la edad varían según el sexo y tienen implicaciones importantes para la comprensión de la memoria, el envejecimiento y la prevención de la demencia. Otro dato que se apunta es que el deterioro de la memoria relacionado con el envejecimiento se debe a una consolidación ineficaz, que implica una compleja interacción entre redes cerebrales a gran escala que disminuye con la edad. Un equipo dirigido por Ronja Fassbender, que describió la disminución de la eficiencia de la dinámica entre redes durante la consolidación temprana de la memoria con el envejecimiento. El envejecimiento se asocia con el deterioro cognitivo y de las actividades cotidianas. El estudio descubrió que los déficits en la memoria episódica se deben a procesos neuronales alterados durante la codificación y la recuperación, así como a una consolidación deficiente. La conectividad funcional dentro de ciertas redes se vuelve menos eficiente con la edad, lo que conduce a una mayor susceptibilidad a las interferencias. Este estudio investigó el efecto de la interferencia en los procesos de consolidación en el envejecimiento. El estudio descubrió que la interferencia dificultaba la consolidación en distintos grados. En la condición de control se utilizaron imágenes codificadas no relacionadas con el material aprendido, lo que garantizaba que la interferencia con los estímulos o su posición era improbable. Los investigadores sostienen que los individuos mayores muestran una mayor susceptibilidad a la interferencia. Estos hallazgos pueden servir de base para futuros estudios sobre los procesos de reconsolidación y los mecanismos compensatorios de la consolidación ineficiente y la mayor susceptibilidad a la interferencia.

El trabajo de Alan D. Castel se centra en el estudio de la memoria en adultos jóvenes y mayores, particularmente en relación con la memoria de precios de productos de supermercado. Sus investigaciones han revelado que los adultos mayores pueden recordar información de precios tan bien como los jóvenes cuando pueden confiar en conocimientos previos y cuando las tareas implican materiales naturalistas. Además, ha demostrado que los adultos mayores pueden dirigir sus recursos atencionales a la información de alto valor y que la representación del valor puede diferir entre adultos jóvenes y mayores. Castel también ha explorado cómo los adultos mayores priorizan la información importante para la memoria y la toma de decisiones. Ha sugerido que los cambios relacionados con la edad en la asignación de recursos y la teoría del control selectivo pueden ayudar a comprender las deficiencias y los beneficios de la memoria en la vejez. En su trabajo más reciente, Castel ha investigado cómo los adultos mayores pueden mejorar su memoria a través del conocimiento previo y el apoyo esquemático, destacando la importancia de la congruencia entre el artículo y el precio, así como la experiencia frecuente para aprovechar al máximo el apoyo esquemático.

El estudio realizado por David Clarys y su equipo se centró en investigar la relación entre el envejecimiento, las funciones ejecutivas y los estados de conciencia en la memoria episódica. Encontraron que los adultos mayores tenían menos respuestas clave durante una prueba de reconocimiento en comparación con los adultos más jóvenes. Además, descubrieron que las medidas de la función ejecutiva estaban relacionadas con el recuerdo pero no con el conocimiento, lo que sugiere que la disfunción ejecutiva, especialmente el deterioro de la actualización es un factor clave en la pérdida de memoria relacionada con la edad. Los resultados indicaron que el declive de la memoria relacionado con la edad se asociaba con un deterioro en la experiencia rememorativa y en las funciones ejecutivas. Los hallazgos de este estudio respaldaron la idea de que la función ejecutiva desempeña un papel importante en la memoria, especialmente en el proceso de recordar. También se sugirió que la teoría de los dos estados de conciencia y la hipótesis del declive ejecutivo tienen un estrecho vínculo con la función ejecutiva y la conciencia consciente. Los autores enfatizaron la necesidad de investigaciones futuras que utilicen tareas ejecutivas más específicas para cada componente y profundicen en la comprensión de esta relación.

El estudio realizado por Juraj Kukolja y su equipo se centró en investigar la consolidación temprana de la memoria episódica y sus efectos relacionados con la edad. Encontraron que la consolidación de la memoria episódica depende de la conectividad persistente entre las áreas cerebrales involucradas en la codificación y las redes más amplias en estado de reposo. Además, identificaron que el deterioro de la memoria relacionado con el envejecimiento está vinculado a una deficiente consolidación de la memoria, que se refleja en cambios en la conectividad de las redes neuronales durante el reposo.

El estudio realizado por Márquez Sánchez y sus colegas se enfocó en investigar el rendimiento cognitivo en adultos mayores sin deterioro cognitivo y cómo se relaciona con la edad, el nivel sociocultural y el tipo de tareas de memoria episódica. Los hallazgos clave incluyen:

  • Diferencias en el rendimiento cognitivo por edad y nivel sociocultural.
  • Los adultos jóvenes se desempeñaron mejor en tareas con apoyo externo, pero no hubo diferencias significativas en tareas sin apoyo externo entre grupos de edad.
  • Las tareas relacionadas con eventos familiares y autobiográficos mostraron un rendimiento similar en todas las edades, mientras que las tareas sobre eventos no familiares fueron mejores en adultos jóvenes y el grupo de 66-75 años.
  • Un nivel sociocultural más alto se asoció con un mejor rendimiento.
  • La memoria operativa fue constante en tareas con o sin apoyo externo.

Fasbender investigó la consolidación temprana de la memoria en relación con el envejecimiento y encontró que el deterioro de la memoria relacionado con la edad se debe a una consolidación ineficaz, que involucra una interacción compleja entre redes cerebrales a gran escala que disminuye con la edad. Se descubrió que la conectividad funcional dentro de ciertas redes se vuelve menos eficiente con el envejecimiento, lo que lleva a una mayor susceptibilidad a las interferencias durante la consolidación de la memoria. Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para comprender y abordar el deterioro cognitivo relacionado con la edad.

Los individuos mayores muestran una mayor susceptibilidad a la interferencia durante la consolidación de la memoria, con una dinámica específica entre las redes cerebrales como correlato neurofisiológico. Estos hallazgos pueden proporcionar información para futuros estudios sobre los procesos de reconsolidación y los mecanismos compensatorios de la consolidación ineficiente y la mayor susceptibilidad a la interferencia en el envejecimiento.

LENGUAJE

A medida que las personas maduramos, experimentan ciertas disminuciones en aspectos específicos del lenguaje, especialmente en la producción del habla. Por ejemplo, los adultos mayores tienden a hablar más lentamente en diversas situaciones, tienen dificultades en la recuperación de palabras, utilizan más palabras de relleno, omiten palabras con mayor frecuencia, producen un habla más fluida y generan un habla gramaticalmente menos compleja. Se han propuesto diversas teorías para explicar estas diferencias relacionadas con la edad en la producción del lenguaje, que incluyen disminuciones en el procesamiento fonológico, aspectos de la función ejecutiva o la velocidad de procesamiento. Por ejemplo, los adultos mayores experimentan más momentos de punta de la lengua (no logran recuperar una palabra de la memoria a pesar de conocer algunas de las características de la palabra) y una recuperación de palabras más lenta (conocen una palabra pero necesitan más tiempo para acceder a ella).


Los adultos mayores a menudo presentan declaraciones conversacionales que se desvían del tema principal de la conversación, lo que puede deberse a dificultades para controlar el flujo del pensamiento y mantenerse enfocados en la conversación. Aunque algunos de estos cambios en el lenguaje asociados al envejecimiento pueden explicarse por cambios generales en el procesamiento cognitivo, hay evidencia que sugiere que los problemas de producción en el envejecimiento pueden estar relacionados de manera específica con el lenguaje. Por ejemplo, durante los “fenómenos de la punta de la lengua”. Las personas pueden recordar varios detalles semánticos de un concepto, como sus características y funciones, pero no pueden recuperar la palabra específica que están buscando (por ejemplo, recordar detalles sobre un gato pero no poder recordar la palabra “gato”). Este fenómeno sugiere que los déficits de producción pueden estar relacionados con aspectos específicos del lenguaje. Las personas mayores a menudo experimentan dificultades en la producción del habla. Por ejemplo, tienen más problemas para recordar palabras y experimentan con mayor frecuencia el fenómeno de la punta de la lengua. También son propensos a cometer errores en el lenguaje, como lapsus lingüísticos y errores ortográficos, y tienden a hacer más pausas y omisiones al hablar.

El artículo “Age differences in the motor control of speech: An fMRI study of healthy aging” publicado en Human Brain Mapping, sugiere que el control motor del habla disminuye con la edad. Los investigadores encontraron que los adultos mayores tienen tiempos de movimiento más largos y variables al hablar, lo que indica una reducción en el control motor con la edad. El estudio también mostró una mayor activación cerebral en ciertas áreas durante la producción del habla en adultos mayores. A pesar de limitaciones como el pequeño tamaño de la muestra y la ausencia de evaluaciones motoras y cognitivas completas, el estudio ofrece información sobre la neurobiología del envejecimiento y su impacto en la producción del habla.

En cuanto al estudio de AuBuchon y Wagner, se encontró que la magnitud del efecto de similitud fonológica en memoria a corto plazo puede ser indicativa de la fiabilidad de las estrategias no fonológicas y el uso del ensayo. Los autores reportaron que la selección de estrategias durante tareas de memoria es un factor significativo de la variabilidad individual, y que las estrategias no fonológicas son especialmente empleadas cuando se trata de recordar palabras fonológicamente similares

El estudio “Do disfluencies increase with age? Evidence from a sequential corpus study of disfluencies” de Beier y colaboradores encontró que la edad avanzada se asocia con un habla más lenta y más repeticiones de palabras, pero no necesariamente con otros tipos de disfluencias del habla. A pesar de que los hablantes mayores pueden volverse más disfluyentes con la edad, el estudio sugiere que los cambios relacionados con la edad en las características del habla pueden predecir la producción de disfluencias a lo largo de la vida.

El artículo Delgado-Losada y colaboradores establece normas de fluidez verbal fonológica para adultos de mediana edad y mayores en España. Resalta la importancia de tener datos normativos para la evaluación neuropsicológica y el seguimiento del deterioro cognitivo. Presenta normas de fluidez verbal fonológica para adultos españoles de mediana y avanzada edad, destacando la influencia de la educación en la fluidez verbal. Aunque el estudio no utilizó métodos epidemiológicos de reclutamiento y no evaluó condiciones médicas y psicológicas, proporciona datos importantes para la evaluación neuropsicológica y la detección de deterioro cognitivo. Un adulto de 50 años puede generar entre 15 y 20 palabras en un minuto que empiecen por P. El artículo de Burke et al. titulado “On the tip of the tongue: What causes word finding failures in young and older adults?” explora el fenómeno “punta de la lengua” donde las conexiones entre los nodos léxicos y fonológicos se debilitan, señalando que el problema es más frecuente en palabras poco comunes y nombres propios de conocidos con los que no se ha tenido contacto reciente. Se halló que los adultos mayores experimentan más episodios de PL pero menos alternados persistentes (palabras incorrectas que vienen a la mente repetidamente). Este estudio también observó que los adultos mayores son especialmente propensos a PL con nombres propios de personas famosas.

En Helfer, se reporta que los adultos de mediana edad tienen problemas para comprender el habla en entornos ruidosos, especialmente cuando hay varias fuentes de habla. Aunque aún se desconocen las razones específicas de este deterioro, se sugiere que puede deberse a una combinación de dificultades con la audibilidad, cambios en el procesamiento del habla y un declive cognitivo sutil. El artículo de Zhang y Diaztitulado “Task difficulty modulates age-related differences in functional connectivity during word production” aborda cómo la dificultad de una tarea puede influir en la conectividad funcional del cerebro durante la producción de palabras, especialmente en adultos mayores. El estudio halló que con el aumento de la dificultad, la red lingüística en adultos mayores se vuelve menos eficiente y segregada, lo que implica que el cerebro de los adultos mayores se vuelve menos específico y eficiente al enfrentar tareas complejas. Los resultados también mostraron que los adultos mayores experimentan incrementos más significativos en los tiempos de reacción con el aumento de la dificultad de la tarea en comparación con los adultos más jóvenes, lo cual podría reflejar una disminución en la conectividad cerebral y un impacto en el rendimiento conductual en varios dominios cognitivos, incluido el lenguaje.

Finalmente, el artículo de Lorch reexamina la presentación inicial de Paul Broca de M. Leborgne y destaca cómo las discusiones de esa época influyeron en el desarrollo de conceptos de localización cortical y la comprensión de la afasia. Se sugiere que el caso de M. Leborgne fue clave en el inicio de la doctrina moderna de la localización cerebral.

Memoria

El libro de Borges, Jorge Luis. Ficciones. Funes el memorioso: fue publicado por primera vez en junio de 1942. Sigue siendo un referente en todos los libros de memoria por la descripción literaria del autor de las consecuencias de una memoria fotográfica infinita.

El artículo “Self-generated strategies in the phonological similarity effect” de AuBuchon & Wagne se centra en investigar cómo las diferencias sutiles en los estímulos afectan a las estrategias cognitivas utilizadas en una tarea de reconstrucción serial de palabras fonológicamente similares o distintas. La presencia de estrategias adicionales impactó negativamente en la memoria a corto plazo de las palabras fonológicamente similares. El estudio enfatiza que, en general, las estrategias fonológicas son comunes durante la reconstrucción serial inmediata de palabras. Interesa porque destacan la variabilidad individual en la elección de estrategias y la dificultad de analizar sistemáticamente los efectos de diferentes combinaciones de estrategias. Los autores sugieren que futuros estudios deberían llevar a cabo evaluaciones detalladas del uso de estrategias en cada ensayo durante un período de prueba más largo para confirmar estos resultados. Pero valoramos que la variedad entre personas y las estrategias que utilizan puede influir en las estrategias cognitivas utilizadas en tareas de memoria a corto plazo y cómo estas estrategias varían entre individuos y situaciones. El artículo de Randy Buckner explora la relación entre la memoria, la función ejecutiva y el envejecimiento, con un enfoque en la enfermedad de Alzheimer (EA). El envejecimiento cognitivo es un proceso complejo influido por múltiples factores. La dependencia de la reserva, que determina cómo las personas envejecen, junto con el reclutamiento adicional de áreas cerebrales, podría actuar como una forma de compensación. El artículo señala que el deterioro de la memoria durante el envejecimiento se debe a cambios en los sistemas frontal-estriatal y en el sistema de memoria del lóbulo temporal media. Se señala que el deterioro de la memoria en el envejecimiento está influenciado por procesos asociados a la edad, incluyendo dificultades ejecutivas y de atención, así como el deterioro de la memoria a largo plazo. Además, se observan alteraciones funcionales en sistemas cerebrales específicos. El artículo también menciona la posible conexión entre la dopamina y los déficits cognitivos, resaltando la importancia de investigaciones futuras con métodos moleculares y ligandos selectivos para comprender mejor los procesos celulares afectados por el envejecimiento.

En resumen, el estudio de Randy Buckner resalta la complejidad de la relación entre la memoria, la función ejecutiva, el envejecimiento y la EA, enfatizando la influencia de múltiples factores y la importancia de la reserva cognitiva y la compensación cerebral.

El artículo “Memoria cotidiana: Dimensiones y pautas de declive en adultos sanos” de Casado Verdejo y Bárcena Calvo, se centra en la validación y evaluación de propiedades psicométricas del Cuestionario de Memoria Cotidiana. El objetivo principal del estudio fue validar y entender las características del Cuestionario de Memoria Cotidiana (CMC) y determinar sus dimensiones a través de análisis factorial. Los resultados demostraron que el CMC es una medida multidimensional confiable. Se encontró que hay áreas específicas de la memoria cotidiana que muestran una mayor resistencia al deterioro con el paso de los años. Los informes de fallos cognitivos indicaron que las áreas más afectadas por el envejecimiento son la memoria para la ubicación de objetos y la memoria de la fuente de la información. En contraste, la memoria autobiográfica se mostró más resistente al envejecimiento en ambos sexos.

Alan Castel se centró en investigar las diferencias relacionadas con la edad en la memoria de información numérica, específicamente, los precios de productos de mercado. El objetivo del estudio fue examinar si los adultos mayores tenían dificultades significativas para recordar los precios en comparación con los adultos más jóvenes. Los resultados revelaron que, sorprendentemente, los adultos mayores mostraron un rendimiento similar al de los adultos jóvenes cuando se trataba de recordar los precios de mercado. Esto sugiere que el conocimiento previo y el apoyo esquemático desempeñan un papel crucial en el rendimiento de la memoria en adultos mayores.

Los adultos mayores enfrentaron desafíos al recordar información numérica arbitraria y específica. Sin embargo, cuando se trataba de información relacionada con productos de mercado y precios, su rendimiento mejoró significativamente. Esto podría deberse a su experiencia acumulada en el contexto de compras y conocimiento de los precios de productos comunes.

El estudio no proporcionó una explicación detallada sobre cómo los adultos mayores recordaban las asociaciones entre productos y precios, pero resaltó la importancia del conocimiento previo y el apoyo esquemático en la memoria a lo largo de la vida. Estos hallazgos subrayan la influencia positiva del conocimiento acumulado en la memoria de adultos mayores.
En otro estudio el mismo autor explora cómo los adultos mayores priorizan la información importante para la memoria y la toma de decisiones, destacando la importancia de comprender cómo se asignan los recursos de memoria y la teoría del control selectivo en el contexto del envejecimiento.

El objetivo principal del capítulo es examinar cómo los adultos mayores manejan la información y cómo priorizan el procesamiento de la memoria en función del valor y la relevancia. Se sugiere que entender los cambios relacionados con la edad en la asignación de recursos y el control selectivo puede arrojar luz sobre las deficiencias y los beneficios de la memoria en la vejez. Como en el artículo precedente, a diferencia de la idea de un deterioro general de la memoria en la vejez, el capítulo argumenta que los adultos mayores pueden dirigir sus recursos atencionales hacia la información de alto valor. Esto puede deberse a una mayor conciencia por parte de los adultos mayores sobre la importancia de utilizar el valor para guiar el proceso de codificación y recuperación de la información, en comparación con los adultos más jóvenes.
En resumen, tanto adultos mayores como jóvenes retienen información de valor, pero los adultos mayores pueden depender más de operaciones de codificación y recuperación basadas en la esencia en lugar de detalles específicos cuando se trata de información de alto valor. Estos hallazgos sugieren que ambos grupos son capaces de retener información valiosa, pero utilizan estrategias diferentes. Se plantea la posibilidad de que los adultos mayores puedan mejorar su memoria al convertirse en usuarios expertos de su propia memoria y al asignar recursos a la información relevante.

Alan Castel y su equipo volvieron a examinar cómo los adultos mayores y jóvenes recordaban información de precios en relación con el pasado y el futuro. El objetivo principal del estudio fue investigar cómo los adultos mayores y jóvenes manejan la memoria asociativa en función de la congruencia entre el artículo y el precio, así como la experiencia previa y los conocimientos esquemáticos. Se observó que los adultos mayores tienden a mostrar déficits de memoria en comparación con los adultos jóvenes, pero estos déficits pueden reducirse cuando los adultos mayores pueden confiar en conocimientos previos y apoyo esquemático para recordar información asociativa. El estudio reveló que los adultos mayores pueden beneficiarse del procesamiento basado en esquemas cuando se trata de recordar emparejamientos realistas de artículo-precio. Sin embargo, enfrentaron dificultades al recordar emparejamientos no realistas. Además, los adultos mayores generalmente recordaron menos precios de artículos en comparación con los jóvenes. En resumen, el estudio proporciona información sobre cómo los adultos mayores y jóvenes manejan la memoria asociativa en relación con la congruencia entre el artículo y el precio, la experiencia previa y los conocimientos esquemáticos. Los adultos mayores pueden superar sus déficits de memoria asociativa cuando pueden confiar en el apoyo de conocimientos previos y esquemáticos, pero aún pueden enfrentar desafíos en ciertos contextos de memoria asociativa. Estos hallazgos tienen implicaciones para la comprensión de cómo diferentes grupos de edad planifican y recuerdan información relacionada con el pasado y el futuro, lo que podría ser relevante en contextos de planificación financiera y jubilación.

El estudio “Does unitization really function like items? The role of interference on item and associative memory processes” realizado por Catherine Dennis recientemente exploró el papel de la unitización en la memoria de adultos mayores y su comparación con la memoria de ítems. El objetivo principal del estudio fue investigar si la unitización, que implica agrupar elementos en una sola entidad, funciona de manera similar a la memoria de ítems individuales y si puede mejorar la memoria asociativa en el envejecimiento. Los participantes adultos mayores se sometieron a pruebas en línea, aunque algunos fueron excluidos debido a la falta de respuestas o la no finalización de la tarea, lo que no afectó el número total de participantes.

Los resultados revelaron que la memoria asociativa tiende a disminuir con la edad, mientras que la memoria de ítems individuales permanece relativamente estable en adultos mayores. Aunque la unitización puede mejorar la memoria asociativa en comparación con la memoria asociativa no unitizada, los pares de elementos unitizados no se recuerdan tan bien como los ítems individuales.

En resumen, el estudio sugiere que la unitización puede ser útil para mejorar la memoria asociativa en adultos mayores, pero no alcanza el nivel de la memoria de ítems individuales, que sigue siendo más efectiva en este grupo de edad. Estos hallazgos tienen implicaciones importantes para comprender cómo funcionan los procesos de memoria en el envejecimiento y cómo se pueden desarrollar estrategias efectivas para mejorar la retención de información en adultos mayores.

El estudio “Ageing, remembering, and executive function” llevado a cabo por David Clarys y su equipo investigó la relación entre las funciones ejecutivas y el declive relacionado con la edad en la memoria episódica. El objetivo fue examinar cómo las funciones ejecutivas están relacionadas con el declive en la memoria episódica en adultos mayores. Durante una prueba de reconocimiento, se observó que los adultos mayores daban menos respuestas en comparación con los adultos más jóvenes, lo que sugiere un deterioro en la memoria episódica relacionada con la edad. Además, el estudio encontró que la memoria episódica estaba relacionada con medidas de la función ejecutiva, particularmente con la capacidad de actualización. Esto indica que la disfunción ejecutiva, especialmente el declive en la capacidad de actualización puede contribuir a la pérdida de memoria asociada al envejecimiento.

En resumen, este estudio destaca la importancia de las funciones ejecutivas en la memoria episódica y cómo los déficits en estas funciones pueden estar vinculados al declive en la memoria relacionada con la edad en adultos mayores. Estos hallazgos pueden tener implicaciones para comprender mejor los procesos de memoria y el envejecimiento cognitivo.

El artículo “El reto de la evaluación neuropsicológica de la memoria visual/visuoespacial” de Unai Díaz-Orueta y colaboradores aborda la problemática en la evaluación de la memoria visual/visuoespacial en el campo neuropsicológico.Realiza una revisión crítica de las medidas y recursos disponibles para la evaluación neuropsicológica de la memoria visual y visuoespacial. Uno de los principales retos señalados en la evaluación de la memoria visual/visuoespacial es la falta de pruebas adecuadas que puedan proporcionar resultados precisos y fiables en entornos clínicos. Las pruebas existentes pueden ser insuficientes o inadecuadas para evaluar de manera efectiva esta forma de memoria, lo que dificulta la identificación de problemas y la planificación de intervenciones. Sin embargo, el artículo también destaca que los avances tecnológicos, como la realidad virtual, ofrecen soluciones potenciales para mejorar la evaluación de la memoria visual/visuoespacial. Estas nuevas tecnologías pueden proporcionar entornos de prueba más realistas y personalizados, lo que podría ser beneficioso para evaluar la memoria en situaciones más cercanas a la vida cotidiana. En resumen, este artículo subraya la necesidad de mejorar la evaluación de la memoria visual/visuoespacial en el ámbito neuropsicológico y señala que los avances tecnológicos como la realidad virtual podrían ser una vía prometedora para abordar este desafío en la práctica clínica.

La capacidad de almacenamiento de la memoria de trabajo es fundamental para completar tareas cognitivas, ya que permite retener y procesar información. En adultos jóvenes, se ha observado que la memoria de trabajo central tiene un límite de 3 a 5 elementos significativo. En ‘The Magical Mystery Four’, Nelson Cowan informa que la capacidad de la memoria de trabajo es importante para las tareas cognitivas y varía entre individuos. Normalmente se mide de manera relacionada con el procesamiento, pero se necesitan medidas específicas de almacenamiento para observar los límites de capacidad. Se ha demostrado la constancia de la capacidad de la memoria de trabajo en fragmentos, típicamente 3-5 fragmentos en adultos jóvenes. Los límites de capacidad central pueden predecir procesos cognitivos y diferencias individuales en la madurez cognitiva y la aptitud intelectual. Factores de economía biológica pueden limitar la capacidad central. El libro aborda el concepto de capacidad de la memoria de trabajo, la investigación cerebral, el entrenamiento y las consecuencias prácticas. Las razones para el límite de almacenamiento de la memoria de trabajo central siguen siendo poco claras. Una memoria de trabajo central pequeña puede permitir que los conceptos se asocien sin confusión. Se pueden aprender reglas imperfectas sin preocuparse por excepciones.La modalidad es relevante para la codificación, pero no para el almacenamiento central en la memoria de trabajo.

En el estudio dirigido por Ronja Fassbender se exploró cómo el envejecimiento afecta la forma en que nuestro cerebro consolida los recuerdos, y los resultados arrojaron luz sobre por qué a medida que envejecemos, es posible que experimentemos dificultades en la memoria. El estudio involucró a 36 personas mayores que estaban en buen estado cognitivo. Lo que descubrieron es que, a medida que envejecemos, nuestras redes cerebrales interactúan de manera menos eficiente durante la consolidación temprana de la memoria. Esto significa que nuestros cerebros tienen más dificultades para procesar y almacenar nueva información de manera efectiva. El estudio también destacó la importancia de evitar interferencias en la memoria durante el proceso de consolidación y sugirió que la memoria de objetos y tareas de recuperación inmediata son aspectos clave que deben considerarse en futuras investigaciones.
En resumen, este estudio nos brinda una comprensión más profunda de por qué nuestras habilidades de memoria pueden disminuir a medida que envejecemos y sugiere que mejorar la eficiencia de nuestras redes cerebrales durante la consolidación de la memoria podría ser un objetivo importante para mantener nuestra independencia a medida que envejecemos. Si hablamos de nuestra memoria visual a largo plazo es asombrosamente poderosa, capaz de almacenar una gran cantidad de información visual. Sin embargo, cuando se trata de la memoria visual a corto plazo, nuestras capacidades son bastante limitadas.

¿Qué tiene que ver esto con la memoria? Bueno, el estudio realizado por Keisuke Vogel arrojó luz sobre esta cuestión. Lo que Vogel descubrió es que la cantidad de información que podemos retener en nuestra memoria visual a corto plazo en realidad predice cuánta información podemos codificar en nuestra memoria visual a largo plazo. En otras palabras, si nuestra memoria a corto plazo se satura rápidamente, es menos probable que recordemos detalles visuales en el futuro. El estudio involucró a 55 estudiantes y utilizó experimentos para investigar esta relación entre la memoria visual a corto plazo y la codificación en la memoria visual a largo plazo. Los resultados mostraron que cuando mostramos más información de la que nuestra memoria a corto plazo puede manejar, nuestra capacidad para recordar esa información en nuestra memoria a largo plazo se ve afectada. Además, el estudio sugirió alentarnos a refrescar nuestras representaciones en la memoria a corto plazo.

Hartshorne, J. K., & Makovski, T. en The effect of working memory maintenance on long-term memory. Memory & Cognition, investigó si mantener activamente un elemento en la memoria de trabajo tiene un impacto en nuestra memoria a largo plazo. La memoria de trabajo es esa parte de nuestro cerebro que nos permite mantener temporalmente la información en nuestra mente mientras realizamos tareas cognitivas. La pregunta era si este proceso de mantenimiento activo también tenía efectos en nuestra capacidad para recordar esa información a largo plazo. Los resultados revelaron que, de hecho, un mayor nivel de mantenimiento en la memoria de trabajo se traduce en una mejora en el reconocimiento de la memoria a largo plazo. Esto significa que cuanto más enfocado y comprometido estés en mantener cierta información en tu memoria de trabajo, es más probable que la recuerdes mejor más adelante.

Este estudio realizado por Bethany Jones y su equipo explora el papel del sueño en el procesamiento de la memoria emocional en adultos jóvenes y de mediana edad. La memoria emocional se refiere a cómo recordamos eventos o información que está cargada de emociones, ya sean positivas o negativas. Los resultados de este estudio sugieren que el sueño tiene un impacto significativo en la memoria emocional, especialmente en adultos jóvenes. Durante el sueño, la memoria se consolida y se integra en nuestras redes de conocimiento existentes. Esto significa que el sueño puede ayudar a preservar recuerdos emocionales, tanto positivos como negativos, en adultos jóvenes. Sin embargo, lo que hace que este estudio sea particularmente interesante es que también examinó a adultos de mediana edad y encontró que la influencia del sueño en la memoria disminuye en este grupo. Mientras que los adultos jóvenes que durmieron mostraron un mejor rendimiento de memoria en comparación con aquellos que permanecieron despiertos, los adultos de mediana edad tuvieron un rendimiento similar independientemente de si habían dormido o no. Esto sugiere que a medida que envejecemos, el sueño puede tener un impacto menos pronunciado en nuestra memoria emocional. Es importante destacar que este estudio se centró en la memoria de imágenes negativas, lo que significa que se observó cómo el sueño afecta la retención de recuerdos emocionales negativos.

En el estudio “Memoria episódica y operativa en adultos mayores sin deterioro cognitivo ¿un declive inevitable?” realizado por Márquez Sánchez y su equipo en 2020, se investigaron las diferencias en el rendimiento cognitivo en adultos de diferentes edades y niveles socioculturales, centrándose en la memoria episódica y operativa. Los resultados de este estudio revelaron que en tareas con apoyo externo, los adultos jóvenes mostraron un mejor desempeño en comparación con los grupos de edades comprendidas entre 66-75 años y 76-85 años. Sin embargo, en tareas que no requerían apoyo externo, no se encontraron diferencias significativas entre los diferentes grupos de edad. Cuando se analizaron las tareas en función de su contenido, se observó que las tareas relacionadas con eventos familiares y autobiográficos no mostraron diferencias significativas en función de la edad. En cambio, las tareas relacionadas con eventos no familiares tuvieron un mejor rendimiento en los grupos de control y de 66-75 años en comparación con el grupo de 76-85 años, volviendo de nuevo a la memoria de valor personal. En tareas que no involucraban apoyo visual, se encontró un mejor rendimiento en relatos socioculturales familiares, especialmente en adultos jóvenes y en el grupo de 66-75 años. Además, se observó que las claves de pregunta abierta no parecían influir en la recuperación de información, mientras que las claves de selección resultaron beneficiosas, especialmente para los adultos mayores y los niveles socioculturales medio y bajo. En resumen, este estudio subraya la importancia de considerar tanto el envejecimiento relacionado con la edad como los factores socioculturales al evaluar el rendimiento en tareas de memoria episódica. Además, destaca el papel crucial de la memoria operativa, que mostró un rendimiento constante independientemente de la presencia de apoyo externo en las tareas.

En el estudio titulado “Efectos a lo largo de la vida de la edad actual y de la edad en el momento de los acontecimientos recordados sobre el tono afectivo de los recuerdos narrativos de la vida” llevado a cabo por Theresa Martin y su equipo en 2023, se exploraron los efectos de la edad actual y de la edad en el momento de los eventos recordados en el tono emocional de los recuerdos autobiográficos. Los resultados de esta investigación ampliaron la comprensión de un fenómeno previamente observado, conocido como el “bache de positividad”. Se descubrió que el tono emocional promedio alcanza su punto máximo en la edad adulta temprana recordada para todos los participantes, lo que sugiere que este período de la vida se caracteriza por recuerdos más positivos en general. Además de la edad, se observaron diferencias de género y el impacto de la pubertad como factores que también influyen en el tono emocional de los recuerdos autobiográficos. Por ejemplo, las mujeres tendían a compartir recuerdos de vida más negativos en comparación con los hombres, lo que respalda investigaciones previas en este ámbito.

En el estudio titulado “Descanso despierto y retención de la memoria: un estudio con adultos jóvenes y mayores sanos,” dirigido por Markus Martini en 2018, se exploró el impacto de un breve período de descanso despierto en la retención de la memoria, especialmente en adultos mayores. Los resultados de esta investigación sugirieron que un breve período de descanso después del aprendizaje puede favorecer la retención de la memoria. Se observó que el tiempo entre el aprendizaje y el recuerdo tiene un efecto significativo en el rendimiento de la memoria. Descansar después de la fase inicial de aprendizaje mejoró la retención de la memoria verbal durante un período de 7 días en comparación con participar en una tarea que implicaba detectar diferencias. Además, se encontraron resultados similares en un estudio que se centró en tareas de aprendizaje visuoespacial tanto en adultos jóvenes como en adultos mayores. Sin embargo, se notó una diferencia importante en la hipótesis de que la distracción posterior a la codificación afecta negativamente a la retención de la memoria. Esta hipótesis se confirmó principalmente en adultos mayores, mientras que los adultos más jóvenes no se vieron afectados por la tarea de distracción.

El estudio titulado “Differences in temporal order memory among young, middle-aged, and older adults may depend on the level of interference,” realizado por Rotblatt y su equipo de investigación, se centró en investigar cómo la memoria de orden temporal varía en adultos jóvenes, de mediana edad y mayores, y cómo esta variación puede estar relacionada con los niveles de interferencia en las tareas de memoria. Los resultados del estudio mostraron que los adultos mayores tenían un deterioro en la memoria de orden temporal en comparación con los adultos jóvenes, especialmente cuando se enfrentaban a situaciones de alta interferencia. Sin embargo, los adultos de mediana edad mostraron un rendimiento similar al de los adultos jóvenes en condiciones de baja interferencia. El estudio también encontró que factores como el nivel educativo y el sexo no tenían un impacto significativo en estos déficits de memoria de orden temporal relacionados con la edad. En resumen, este estudio sugiere que los déficits en la memoria de orden temporal relacionados con la edad pueden comenzar a detectarse en la mediana edad, especialmente cuando se presentan altos niveles de interferencia temporal en las tareas de memoria.

En un estudio realizado por Archana Singh-Manoux y su equipo, se investigó e momento en que comienza el declive cognitivo en adultos de mediana edad. Los resultados revelaron datos importantes:

  • El declive cognitivo comienza antes de los 60 años y es evidente en la mediana edad, incluso en personas de 45 a 49 años.
  • El rendimiento cognitivo promedio disminuye con el tiempo en todos los grupos de edad, con la excepción del vocabulario, que se mantiene relativamente estable a lo largo del tiempo.
  • Los datos transversales, que muestran el estado de la población en un momento específico, tienden a exagerar el deterioro cognitivo debido a las diferencias generacionales y en los niveles de educación.

Estos hallazgos son significativos para la comprensión del envejecimiento, ya que sugieren que el deterioro cognitivo comienza antes de lo que se pensaba anteriormente, y que es esencial identificar factores que contribuyan a este deterioro. También destaca la importancia de prestar atención a las personas que experimentan un declive cognitivo más rápido de lo normal en comparación con su grupo de edad, especialmente a edades tempranas. Además, se plantea la pregunta sobre cuándo sería la edad óptima para intervenir y prevenir el deterioro cognitivo.

Un estudio dirigido por Taylor Swain y su equipo en 2023 exploró la relación entre los síntomas del trastorno de estrés postraumático (TEPT) y los fallos de memoria prospectiva (MP) en la vida cotidiana. Utilizaron un enfoque de diario naturalista para investigar si los síntomas del TEPT se relacionan con dificultades en la memoria prospectiva en situaciones de la vida cotidiana. Descubrieron que existe una pequeña pero significativa correlación positiva entre los errores de MP registrados en el diario y la gravedad de los síntomas del TEPT. Esta relación fue más pronunciada en tareas basadas en el tiempo en comparación con las tareas basadas en eventos.

También observaron que las creencias metacognitivas, como la confianza cognitiva, influyeron en la relación entre los síntomas del TEPT y los cuestionarios de memoria prospectiva, pero no tuvieron un impacto en la MP registrada en el diario. Estos hallazgos sugieren que las personas con TEPT pueden experimentar dificultades con la memoria prospectiva en situaciones de la vida real, como recordar citas terapéuticas o tomar medicamentos. Además, destacan la importancia de comprender cómo las creencias metacognitivas pueden influir en la memoria prospectiva en esta población.

El estudio dirigido por Gindo Tampubolon en 2015 se centró en entender el envejecimiento cognitivo en Gran Bretaña en el nuevo siglo. A medida que la esperanza de vida aumenta y las personas mayores se vuelven más independientes en la planificación de su jubilación, las demencias se están convirtiendo en un desafío de salud pública en los países de ingresos altos. Para abordar este desafío, es crucial comprender cómo cambia la cognición a lo largo del envejecimiento, pero a menudo, los participantes de mayor edad abandonan los estudios antes de completarlos, lo que dificulta el estudio del envejecimiento cognitivo.

El estudio examinó tres hipótesis relacionadas con el envejecimiento cognitivo en Gran Bretaña:

  • A) Si las trayectorias de la cognición muestran mejoras más allá de los 50 años.
  • B) Si estas mejoras se deben a un aumento secular en la cognición en todas las cohortes a medida que se reemplaza una generación por otra.
  • C) Si la deserción de participantes mayores afecta la imagen del envejecimiento cognitivo.

Utilizando el Estudio Longitudinal Inglés del Envejecimiento, analizaron la memoria episódica en adultos británicos de 50 a 89 años entre 2002 y 2013. Descubrieron que los niveles de memoria episódica no siguen un declive constante, sino una forma curvilínea. También observaron una mejora secular en el envejecimiento cognitivo, lo que significa que a medida que se reemplaza una generación, los niveles de memoria episódica mejoran en la población.

Además, destacaron que no tener en cuenta la deserción de participantes puede distorsionar la imagen del envejecimiento cognitivo. En resumen, este estudio sugiere que no necesariamente se produce un deterioro cognitivo en la vejez en el siglo actual. Identificar factores de comportamiento asociados con un mejor envejecimiento cognitivo, como las conexiones sociales tradicionales y en línea, podría ofrecer oportunidades para abordar adecuadamente los desafíos relacionados con la cognición en la vejez.

PRAXIAS Y GNOSIAS

Imagina hablar y gesticular al mismo tiempo. ¿Alguna vez te has preguntado por qué hacemos gestos mientras hablamos? Burcu Arslan investigó esta curiosa conexión entre los gestos y el habla en su tesis. Arslan parte de una idea interesante: los gestos no son simples movimientos de manos al azar, sino que tienen una función que nos ayuda a pensar y hablar con más facilidad. Por ejemplo, cuando hacemos un gesto que representa algo pequeño mientras hablamos de algo pequeño, nuestro cerebro se alivia un poco y nos permite expresarnos mejor.

Ella se centró en cómo el envejecimiento y otras diferencias, como ser bilingüe, influyen en nuestra forma de hablar y gesticular. La tesis consta de tres estudios diferentes

Estudio 1: Comparó a adultos jóvenes y mayores mientras describían pinturas. Descubrió que los jóvenes tenían menos problemas para hablar y usaban más gestos representativos. Además, encontró que los gestos eran especialmente útiles para los jóvenes cuando tenían dificultades para hablar.

Estudio 2: Se enfocó en niños monolingües y bilingües turcos de 5 y 7 años. Descubrió que los niños bilingües eran más propensos a las pausas y a interrupciones al hablar, pero los gestos no tenían un impacto significativo en su habla.

Estudio 3: Este estudio exploró a adultos bilingües y sus tasas de disfluencia y gestos en sus dos idiomas. Sorprendentemente, los adultos eran más propensos a trabarse al hablar en su segundo idioma. Sin embargo, cuanto mejor eran en ese idioma, más usaban gestos representativos. También descubrió que los gestos eran más comunes cuando había disfluencias en el habla.

La investigación de Arslan sugiere que los gestos son más útiles cuando ya tienes un buen control del idioma. En otras palabras, los gestos pueden ser una ayuda adicional para hablar con fluidez, pero no necesariamente compensan las dificultades del lenguaje, especialmente en niños y adultos mayores. Este trabajo nos ayuda a comprender mejor cómo funcionan los gestos y cómo pueden ayudarnos a comunicarnos de manera más efectiva. Además, sugiere que diferentes grupos de edad y personas bilingües pueden usar gestos de manera diferente para expresarse con fluidez.

Neil Burgess, en “Spatial Cognition and the Brain” nos sumerge en el mundo de la cognición espacial y su relación con el cerebro. El autor revisa avances recientes en nuestra comprensión de cómo recordamos ubicaciones en entornos de gran escala y cómo esto se refleja en la actividad cerebral. Uno de los puntos clave es que nuestra memoria espacial parece apoyarse en múltiples representaciones en paralelo, incluyendo representaciones egocéntricas (basadas en nuestro punto de vista) y alocéntricas (basadas en ubicaciones externas), además de aquellas que se actualizan para tener en cuenta nuestro movimiento. Estas representaciones pueden separarse en términos de comportamiento, desarrollo y bases neurales. El artículo también aborda la construcción de un modelo neural que explique algunos aspectos de la memoria e imaginería espacial. En este modelo, diferentes regiones cerebrales, como el hipocampo, el lóbulo parietal y el estriado, desempeñan roles específicos en la formación de nuestras representaciones espaciales.

Susanne Kumpulainen, et al. , analizaron cómo el ejercicio afecta a la plasticidad del córtex motor en atletas habilidosos, atletas de resistencia y un grupo de control. Utilizaron un protocolo de estimulación asociativa pareada (PAS) para evaluar la plasticidad, que puede inducir cambios en la excitabilidad cortical. La excitabilidad del córtex motor se midió mediante potenciales motores evocados (PME) en el músculo sóleo, y se evaluaron los reflejos espinales antes y después del PAS. Los resultados mostraron que el PAS provocó un aumento significativo en la amplitud de los PME en el grupo de atletas habilidosos, mientras que no hubo cambios significativos en los grupos de atletas de resistencia o control. Esto sugiere que el entrenamiento a largo plazo en habilidades induce adaptaciones más favorables en las áreas del córtex motor relacionadas con la tarea, lo que puede mejorar el aprendizaje motor. Resaltan la naturaleza dinámica del córtex motor, que se adapta de manera diferente a diversos tipos de entrenamiento motor. Comprender estas adaptaciones tiene implicaciones para el desarrollo de intervenciones terapéuticas para trastornos cerebrales y métodos de entrenamiento para atletas de élite. Además, los hallazgos sugieren que un entrenamiento versátil en habilidades puede conducir a adaptaciones beneficiosas en el córtex motor, lo que potencialmente podría ayudar en la rehabilitación y el aprendizaje motor de grupos musculares específicos involucrados en el entrenamiento.

El estudio titulado “The influence of age, gender, and education on the performance of healthy individuals on a battery for assessing limb apraxia” realizado por Joana Mantovani-Nagaoka y Karin Zazo Ortiz investigó la influencia de la edad, el género y la educación en el rendimiento de personas sanas en una batería de pruebas para evaluar la apraxia de miembros. La apraxia se define como un trastorno de movimientos hábiles aprendidos, en ausencia de déficits motores o sensoriales elementales y deterioro cognitivo general. Se observó que el nivel de educación de los participantes influyó en el rendimiento en las pruebas de apraxia de miembros, especialmente en las que involucraban acciones motoras, mostrando correlaciones moderadas entre el nivel de educación y el desempeño en las tareas de praxis. No se encontraron diferencias significativas de género en el rendimiento, y solo una de las pruebas mostró una correlación con la edad, indicando un posible declive relacionado con la edad en esa tarea específica.

El estudio titulado “Learning facilitates dual-process face recognition regardless of holistic processing” realizado por Mitchell A. Meltzer explora el reconocimiento facial y cómo este proceso se ve afectado por el aprendizaje y la repetición de las imágenes faciales en una lista de estudio. A través de tres experimentos, se examina cómo los participantes reconocen las caras en una prueba de reconocimiento después de ver algunas caras ocho veces y otras solo dos veces en una lista de estudio. Los resultados indican que el aprendizaje y la repetición de las caras en la lista de estudio aumentan la probabilidad de que los participantes rechacen caras recompuestas como nuevas al recordar que sus partes se estudiaron pero en una combinación diferente. Además, se sugiere que la manipulación del procesamiento holístico, característico de la percepción facial, preserva cualitativamente su efecto en cómo se toman las decisiones de memoria. Esto sugiere que el aprendizaje de caras provoca un cambio en la estrategia de reconocimiento facial, pasando de un enfoque de detección de señales a un enfoque de procesamiento dual, independientemente del procesamiento holístico. no especifica la edad o la etapa de la vida de los participantes. Por lo tanto, no se menciona si los participantes eran adultos en la madurez o en otra etapa de la vida. El estudio se centra en investigar cómo el aprendizaje afecta al reconocimiento facial y no aborda específicamente a una población de edad en particular.

En un estudio reciente llamado “Cómo el Aprendizaje de Habilidades Motoras Afecta Nuestro Cerebro,” llevado a cabo por un equipo de científicos liderado por Giulia Paparella, se exploraron los efectos del aprendizaje de habilidades motoras en nuestras cortezas cerebrales. Descubrieron que las diferentes formas de aprender movimientos tienen impactos distintos en nuestra actividad cerebral. Imagina esto: cuando aprendes a lanzar una pelota de forma precisa, tu cerebro realiza cambios específicos en sus circuitos. Si estás aprendiendo mediante la observación de un modelo, como un entrenador, tu cerebro reacciona de una manera. Pero si estás aprendiendo de manera más experimental, sin un modelo, como cuando tratas de lanzar la pelota sin ninguna guía, tu cerebro se comporta de manera diferente. Los resultados del estudio mostraron que las tareas de aprendizaje sin modelo aumentaban la excitabilidad de las vías motoras en el cerebro y reducían la respuesta sensorial. Por otro lado, las tareas de aprendizaje basadas en modelos disminuían la inhibición dentro del cerebro. Lo más interesante es que estos efectos parecen estar relacionados con el proceso de aprendizaje en sí, más que con un aumento en el rendimiento motor. En otras palabras, diferentes partes de nuestro cerebro se activan según la forma en que aprendemos una habilidad motora, pero no necesariamente significa que nos volvamos mejores en esa habilidad. Este estudio nos muestra cómo nuestro cerebro es increíblemente adaptable y puede cambiar según la forma en que enfrentamos nuevos desafíos. Además, nos recuerda que elegir la estrategia de aprendizaje adecuada puede influir en la forma en que nuestro cerebro se adapta y procesa la información.

El estudio de Margaret C. Purdy,y otros presenta la “Florida Apraxia Battery–Extended and Revised Sydney (FABERS),” una batería de evaluación teóricamente motivada y completa para la apraxia de extremidades. Se proporcionan datos de control de un grupo de 16 individuos mayores y saludables en subpruebas diseñadas para distinguir la integridad de los componentes del sistema de praxis. Los resultados demuestran diferencias en la precisión del control en tareas de expresión de pantomima transitiva e intransitiva, sugiriendo que las baterías de praxias deben considerar estas tareas por separado. La FABERS ofrece puntajes estándar en diversas medidas, lo que permite comparar la integridad relativa de los componentes del sistema de praxis y proporciona recursos para investigaciones futuras sobre el procesamiento de acciones. En relación con la mediana edad, este estudio resalta la importancia de evaluar y comprender los trastornos de praxis en esta etapa de la vida, ya que puede proporcionar información útil para la detección temprana y el manejo de posibles problemas en la ejecución de acciones aprendidas y propositivas en adultos mayores. Aunque el estudio que se menciona se realizó con un grupo de control compuesto por individuos mayores y saludables, los resultados y la batería de evaluación FABERS pueden ser igualmente relevantes para personas en la mediana edad. La apraxia de extremidades no está necesariamente relacionada con la edad, y las dificultades en las habilidades de praxis pueden manifestarse en cualquier etapa de la vida.

En el estudio, “Are We Ready for a Natural History of Motor Learning?” de los autores Lior Shmuelof y John W. Krakauer, exploran los principios generales relacionados con las contribuciones del cerebelo, los ganglios basales y la corteza motora primaria al aprendizaje motor. Se argumenta que estos principios pueden inferirse a partir de comparaciones explícitas entre sistemas modelo y considerando la filogenia. Se destaca que tanto el cerebelo como los ganglios basales tienen una arquitectura de circuitos altamente conservada en vertebrados y desempeñan roles específicos en el aprendizaje motor. El cerebelo se relaciona principalmente con la adaptación de movimientos oculares y de extremidades, mientras que los ganglios basales parecen ser cruciales para la adquisición temprana de acciones secuenciales novedosas. Además, se sugiere que la corteza motora primaria desempeña un papel fundamental en el aprendizaje de habilidades motoras, permitiendo un control independiente de las articulaciones y la construcción de nuevas sinergias de movimiento. En conclusión, se plantea que el aprendizaje de habilidades motoras, caracterizado por la ejecución de acciones seleccionadas con mayor velocidad y precisión, es un proceso que involucra a estas estructuras cerebrales. Este enfoque podría tener implicaciones en la comprensión de cómo evoluciona el aprendizaje motor y cómo se relaciona con la calidad de la ejecución motora.

El estudio titulado “Motor Skill Depends on Knowledge of Facts” de Jason Stanley y John W. Krakauer cuestionan la idea convencional de que la habilidad motora es independiente del conocimiento de los hechos relacionados con esa habilidad. Argumentan que, en realidad, la habilidad motora depende tanto de la precisión en la ejecución de acciones seleccionadas (llamada “agudeza motora”) como del conocimiento de hechos relacionados con la actividad. Esto sugiere que el aprendizaje motor implica una combinación de agudeza motora y conocimiento, y que la distinción entre actividades prácticas y teóricas es problemática. Este enfoque tiene implicaciones filosóficas y neurocientíficas importantes y cuestiona la idea de que la habilidad motora es puramente automática o habitual. En lugar de eso, sugieren que el conocimiento y la agudeza motora trabajan en conjunto para desarrollar la habilidad motora.

El estudio “A Developmental Perspective on the Role of Motor Skill Competence in Physical Activity: An Emergent Relationship” realizado por D. Stodden y otros autores, aborda la importancia de la competencia en habilidades motoras en la promoción de niveles sostenidos de actividad física a lo largo de la vida. El estudio propone un modelo conceptual que explora las relaciones entre la actividad física, la competencia en habilidades motoras, la percepción de competencia en habilidades motoras, la aptitud física relacionada con la salud y la obesidad. Los autores argumentan que el desarrollo de la competencia en habilidades motoras es un mecanismo subyacente clave para fomentar la participación en la actividad física, y que esta relación puede cambiar a lo largo del desarrollo. Este enfoque puede tener implicaciones importantes para promover un estilo de vida activo a lo largo de toda la vida y comprender mejor cómo se relaciona con la mediana edad.

Stodden y otros autores examinan la relación entre la competencia en tres habilidades motoras fundamentales (lanzar, golpear y saltar) y seis medidas de aptitud física relacionada con la salud en adultos jóvenes (edades de 18 a 25 años). Se evaluó la competencia en habilidades motoras utilizando puntajes de producto de velocidad máxima de lanzamiento y patada, así como la distancia máxima de salto. Los resultados mostraron que los puntajes de producto para saltar (74%), patear (58%) y lanzar (59%) predecían el 79% de la variabilidad en la aptitud física general. Estos hallazgos sugieren que desarrollar competencia en habilidades motoras puede ser fundamental para desarrollar y mantener una aptitud física adecuada en la adultez.

El estudio Learning facilitates dual-process face recognition regardless of holistic processing, de Mitchell A. Meltzer, se enfoca en entender cómo recordamos los rostros después de haberlos visto varias veces y si nuestra percepción global de los rostros sigue siendo importante después de un proceso de aprendizaje prolongado. Los investigadores realizaron tres experimentos en los que los participantes estudiaron algunos rostros en varias ocasiones y luego se les presentaron diferentes pruebas para evaluar su capacidad de reconocimiento. Los resultados sugieren que el aprendizaje repetitivo de rostros cambia la forma en que los recordamos, y que incluso después de aprenderlos, seguimos considerando la percepción global de los rostros al tomar decisiones de memoria. Este estudio arroja luz sobre cómo nuestro cerebro procesa la información facial y cómo evoluciona nuestra memoria a medida que nos familiarizamos con los rostros.

FUNCIONES EJECUTIVAS

Los lóbulos frontales se dividen funcionalmente en tres grandes áreas: orbital, medial y dorsolateral. Cada una de estas áreas tiene funciones específicas en la regulación y control de diferentes aspectos de la conducta humana.

La corteza frontal dorsolateral se relaciona con procesos de planeación, memoria de trabajo, fluidez, solución de problemas complejos, flexibilidad mental y generación de hipótesis. Estas funciones se consideran parte de las funciones ejecutivas y son esenciales para la toma de decisiones y la resolución de problemas.

La corteza orbitofrontal está involucrada en el procesamiento y regulación de las emociones, la toma de decisiones basadas en la estimación de riesgo y beneficio, y la detección de cambios en el entorno. También desempeña un papel importante en la regulación de la conducta. La corteza frontomedial participa en funciones de inhibición, detección y solución de conflictos, así como en la regulación y el esfuerzo atencional. También está relacionada con la regulación de la agresión y los estados motivacionales.

Además de estas funciones ejecutivas, los lóbulos frontales también desempeñan un papel crucial en la cognición social, la mentalización y la metacognición. La cognición social implica la capacidad de comprender y predecir el comportamiento de los demás, mientras que la mentalización se refiere a la capacidad de comprender los estados mentales de los demás. La metacognición implica la autorreflexión y la autorregulación de los propios procesos cognitivos.
El daño o la afectación funcional de los lóbulos frontales pueden tener consecuencias diversas en la conducta y la cognición, desde alteraciones en la regulación emocional y la conducta social hasta problemas en el pensamiento abstracto y la metacognición.

A medida que las personas envejecen, se producen varios cambios estructurales en los lóbulos frontales del cerebro. Estos cambios incluyen:

    • Reducción en el Volumen: Los lóbulos frontales tienden a disminuir en volumen con la edad. Esta reducción se asocia frecuentemente con una disminución en el tamaño general del cerebro.
    • Reducción en la Masa Gris: Existe una disminución en la masa gris dentro de los lóbulos frontales a medida que las personas envejecen.
    • Agrandamiento de los Ventrículos: Las regiones cerebrales frontales experimentan un agrandamiento temprano y significativo de los ventrículos, que son espacios llenos de líquido dentro del cerebro. Este agrandamiento se asocia con el proceso de envejecimiento.

Estos cambios estructurales en los lóbulos frontales son importantes porque pueden tener implicaciones en el funcionamiento cognitivo. Las diferencias relacionadas con la edad en las habilidades cognitivas a menudo se deben a cambios en las regiones frontales y temporales mediales del cerebro. Estas alteraciones estructurales pueden contribuir a cambios en las funciones ejecutivas, la memoria de trabajo y otros procesos cognitivos asociados con los lóbulos frontales. Comprender estos cambios es esencial para estudiar el declive cognitivo relacionado con la edad y las posibles intervenciones para mantener un envejecimiento cerebral saludable.

El estudio “Motivation to do Well Enhances Responses to Errors and Self-Monitoring,” llevado a cabo por Sara L. Bengtsson, Hakwan C. Lau y Richard E. Passingham, investiga cómo la motivación propia afecta la respuesta del cerebro ante errores y la autorregulación durante una tarea de memoria de trabajo. Se dividió a los participantes en dos grupos: uno que se le dijo que se estaban evaluando sus habilidades cognitivas y otro al que se le dijo que se estaban optimizando los parámetros de la tarea. A pesar de que ambos grupos tuvieron un rendimiento igual en la tarea y la encontraron igualmente difícil, el grupo motivado mostró una mayor actividad cerebral al cometer errores. Esta actividad se observó en varias áreas cerebrales, incluyendo la corteza paracingulada anterior, la corteza prefrontal lateral y orbitofrontal, que mostraron una mayor interacción entre sí. Además, la actividad en la corteza paracingulada anterior se correlacionó con las calificaciones de la autoimagen de los participantes. Se sugiere que la motivación para hacerlo bien lleva a percibir los errores como un conflicto con los ideales personales. Estos hallazgos destacan la importancia de la motivación propia en la autorregulación y el procesamiento de errores en tareas cognitivas..

En Evaluación neuropsicológica de las funciones ejecutivas mediante realidad virtua, G. Climent, P. Luna-LarioI. Bombín-GonzálezA. Cifuentes-RodríguezJ. Tirapu-Ustárroz, y U. Díaz-Orueta, aportan que Las funciones ejecutivas son fundamentales para regular y coordinar diversas funciones cognitivas, emocionales y conductuales en la vida diaria. Sin embargo, las evaluaciones tradicionales de estas funciones a menudo no reflejan de manera precisa las dificultades que algunas personas experimentan en situaciones del mundo real, a pesar de tener un rendimiento aparentemente normal en pruebas neuropsicológicas convencionales. Esto sugiere que las pruebas tradicionales pueden no captar la complejidad y la dinámica de las situaciones reales. En este contexto, los avances en realidad virtual ofrecen nuevas posibilidades para evaluar las funciones ejecutivas de manera más precisa y válida. La realidad virtual permite recrear entornos tridimensionales en los que los pacientes pueden interactuar de manera dinámica, experimentando una sensación de inmersión similar a la realidad. Además, se pueden controlar de manera sistemática los estímulos y variables ambientales, lo que permite obtener respuestas más consistentes y precisas, así como un análisis detallado de las misma. Ésta revisión destaca los desafíos actuales en la evaluación de las funciones ejecutivas y cómo la realidad virtual y las nuevas tecnologías están mejorando la precisión y validez de estas evaluaciones.

En “Ice Cream: new virtual reality tool for the assessment of executive functions in children and adolescents: a normative study” de Manuel Antonio Fernández y otros se centra en la obtención de datos normativos para participantes de entre 8 y 16 años a quienes se les administró la prueba Ice Cream, una herramienta de realidad virtual diseñada para evaluar las funciones ejecutivas. El análisis empírico de Ice Cream identificó tres factores, planificación, aprendizaje y flexibilidad. Se proporcionaron grupos normativos descriptivos por edad y género. Un análisis de homocedasticidad por género no mostró diferencias estadísticamente significativas entre participantes masculinos y femeninos. El análisis de clúster por edad sugirió la creación de diferentes grupos de edad, respectivamente, de 8 a 11 y de 12 a 16 años en Planificación y Flexibilidad, y de 8 a 9 y de 10 a 16 años en Aprendizaje. Lo que sugiere los cambios cerebrales en el desarrollo de la función ejecutiva.

García-Molina et al. en ¿Son lo mismo inteligencia y funciones ejecutivas? se centra en la relación entre inteligencia y funciones ejecutivas, dos conceptos fundamentales en la psicología cognitiva. Los autores exploran si estos dos constructos son equivalentes o si representan aspectos diferentes de la cognición humana. A través de una revisión exhaustiva de estudios, concluyen que aunque existe cierta superposición entre inteligencia y funciones ejecutivas en algunos aspectos, no son intercambiables. Las funciones ejecutivas desempeñan un papel importante en la cognición inteligente, pero la inteligencia también depende de otros factores, como la motivación y el conocimiento del entorno. Además, se discute la base neuroanatómica de la inteligencia y cómo no parece estar localizada en una región específica del cerebro, sino que involucra complejas redes neurales. El artículo ofrece una visión equilibrada de la relación entre inteligencia y funciones ejecutivas, destacando su importancia en la comprensión de la cognición humana.

Andrew J. y otros se centran en el tema de la procrastinación y su relación con la orientación hacia metas de logro y estrategias de aprendizaje. Los autores examinan cómo la procrastinación se relaciona con diferentes orientaciones de metas de logro, como enfoque en el dominio y evitación del dominio, así como con el uso de estrategias de aprendizaje. Utilizaron una muestra de 170 estudiantes universitarios y recopilaron datos sobre procrastinación, orientación de metas y estrategias de aprendizaje. Los resultados mostraron que la procrastinación estaba relacionada negativamente con la orientación hacia el enfoque en el dominio y positivamente con la orientación hacia la evitación del dominio. También se encontró que la procrastinación estaba relacionada con una mayor falta de organización y un menor uso de estrategias cognitivas y metacognitivas. Los resultados se interpretan desde una perspectiva de autorregulación del aprendizaje. Los hallazgos sugieren que la procrastinación está asociada con ciertas orientaciones de metas y el uso de estrategias de aprendizaje, lo que proporciona información valiosa sobre cómo abordar la procrastinación desde una perspectiva de autorregulación del aprendizaje.

Joanna Lockwood y su equipo examinó la relación entre la impulsividad y las autolesiones en adolescentes de 11 a 25 años. Los hallazgos indicaron que existe una asociación entre la impulsividad y las autolesiones, siendo la impulsividad relacionada con el estado de ánimo más vinculada al inicio de las autolesiones, mientras que la impulsividad de tipo cognitivo se asoció más con la persistencia de estas. Además, se encontró que la impulsividad también está relacionada con el pensamiento suicida en jóvenes. Los investigadores destacaron la importancia de una medición precisa de la impulsividad y las autolesiones, así como la consideración del contexto emocional en el tratamiento clínico para ayudar a las personas que se autolesionan.

Beatriz Luna y su equipo habla de un nuevo modelo integrador que busca comprender la maduración del control cognitivo en el cerebro a través de diferentes niveles de análisis, desde el celular hasta los sistemas neuronales. A medida que los individuos atraviesan la adolescencia hacia la adultez, se observan cambios específicos y dinámicos en las estructuras cerebrales y sistemas que subyacen al control cognitivo. Este proceso implica una mejora constante en la capacidad de ejercer el control cognitivo, que abarca procesos como la inhibición, la monitorización del desempeño y la memoria de trabajo. Además, se destacan cambios únicos en la estructura cerebral, lo que contribuye a una mayor sincronización de las redes neuronales y a una mejor relación señal-ruido. En consecuencia, estos factores facilitan la especialización y fortalecimiento de la conectividad en las redes neuronales que respaldan la transición hacia niveles adultos de control cognitivo. Este modelo brinda una nueva comprensión del período adolescente como una etapa adaptativa de búsqueda de experiencias necesaria para la especialización de los sistemas cerebrales que respaldan el control cognitivo en la adultez. El período adolescente es fundamental para establecer la estabilidad del procesamiento del control cognitivo en la adultez. Durante la adolescencia, el sistema mesofrontal de dopamina tiene un funcionamiento destacado que aumenta la sensibilidad subcortical a los estímulos de recompensa. Esto se traduce en una mayor reactividad del estriado a las contingencias de recompensa y puede acelerar los mecanismos de plasticidad neural relacionados con la dopamina. Además, la neurobiología de la dopamina en el estriado durante la adolescencia fomenta la búsqueda de novedades y el comportamiento exploratorio. Esto coincide con un aumento en la autonomía social y la exploración en la adolescencia, lo que resulta en una acumulación de experiencias bajo contextos novedosos, lo que a su vez aumenta la plasticidad cortical y la sincronización neuronal. En última instancia, la adolescencia se caracteriza por el desarrollo de circuitos motivacionales, el aumento de la autonomía social y la exploración, lo que impulsa a los adolescentes a explorar contextos novedosos y mejora la sensibilidad a la recompensa, lo que conduce a una acelerada plasticidad cortical, mayor sincronización neuronal y el surgimiento del control cognitivo maduro.

El artículo “La neurociencia cognitiva de la motivación y el aprendizaje” escrito por Nathaniel D. Daw y Daphna Shohamy, aborda los avances recientes en la neurociencia cognitiva de la motivación y el aprendizaje, destacando el papel crítico de la dopamina en la predicción de recompensas. La evidencia converge en que las neuronas de la dopamina en el mesencéfalo señalan un error en la predicción de recompensas, lo que permite a un organismo predecir y actuar para aumentar la probabilidad de recompensa en el futuro. Si bien esta perspectiva ha tenido éxito en explicar una amplia gama de fenómenos de aprendizaje por refuerzo en animales y humanos, el artículo revisa evidencia que sugiere la participación de otros procesos neurales y cognitivos en el comportamiento motivado y dirigido hacia metas. Se discute cómo esta distinción se asemeja a la clásica diferenciación en la neurociencia cognitiva de la memoria entre sistemas de memoria no declarativa y declarativa, y se exploran temas comunes entre funciones mnemotécnicas y motivacionales. Finalmente, se presentan datos que demuestran vínculos entre procesos de memoria y aprendizaje por refuerzo. En conclusión, a pesar del enfoque en la dopamina y la predicción de recompensas, existen sistemas menos comprendidos que respaldan el comportamiento dirigido hacia metas en la neurociencia de la motivación y el aprendizaje, y se destaca la necesidad de investigar cómo estos sistemas interactúan y se integran en la toma de decisiones y la memoria.

¿Alguna vez te has preguntado por qué algunas personas parecen tomar decisiones arriesgadas, como participar en actividades sexuales riesgosas o abusar de sustancias? Un estudio reciente, Cómo la Toma de Decisiones y la Impulsividad Afectan los Comportamientos Riesgosos en Adultos Jóvenes De Bradley W Reynolds et al. se adentró en este tema en adultos jóvenes sanos. Los investigadores querían entender cómo la toma de decisiones y la impulsividad influyen en los comportamientos riesgosos en adultos jóvenes que están en buena salud. Sabemos que las personas con problemas de salud mental a menudo toman decisiones arriesgadas, pero este estudio se centró en jóvenes sin problemas médicos y exploró varios tipos de comportamientos riesgosos, como relaciones sexuales riesgosas y consumo de drogas. Después de analizar los datos, los investigadores encontraron que la habilidad de tomar decisiones adecuadas estaba relacionada con la propensión a asumir riesgos. En particular, la forma en que las personas se desempeñaban en una prueba llamada Wisconsin Card Sorting Test (WCST) se relacionaba con comportamientos sexuales y el uso de sustancias peligrosas. Además, otra prueba llamada Iowa Gambling Task (IGT) estaba vinculada con actos antisociales. También descubrieron que las personas que se describían a sí mismas como impulsivas eran más propensas a participar en actividades sexuales riesgosas. Este estudio nos muestra que la forma en que tomamos decisiones y nuestra tendencia a la impulsividad pueden influir en si participamos en comportamientos riesgosos. Aunque la función ejecutiva, que involucra la toma de decisiones, tiene un impacto importante, su efecto varía según el tipo de comportamiento riesgoso. En resumen, este estudio resalta la importancia de entender cómo nuestras habilidades de toma de decisiones y niveles de impulsividad pueden afectar nuestras elecciones en la vida cotidiana.

En este estudio, Impulsividad, Funciones Ejecutivas y Aprendizaje: Una Relación para Reflexionar de Paola Almitra Vázquez-Moreno, se revisa cómo la impulsividad y las funciones ejecutivas están relacionadas con el aprendizaje en estudiantes universitarios. La impulsividad subclínica se refiere a un rasgo de personalidad en el que las personas muestran comportamientos arriesgados y tomas de decisiones deficientes. Esta impulsividad puede afectar negativamente procesos cognitivos importantes, como la memoria de trabajo, la flexibilidad cognitiva y la inhibición, que son cruciales para regular el comportamiento en diferentes aspectos de la vida, como el trabajo, las relaciones sociales y el rendimiento académico. Aunque no hay evidencia clara que relacione la impulsividad con déficits específicos en las funciones ejecutivas, es importante investigar más a fondo esta relación. Una limitación es que muchos estudios basan la impulsividad en la autoevaluación de los participantes a través de cuestionarios, lo que puede ser subjetivo. Además, la mayoría de las investigaciones se centran en muestras de personas con trastornos psicológicos, lo que puede no reflejar completamente la relación en personas subclínicas. Es posible que las dificultades en las funciones ejecutivas en individuos impulsivos no se deban a un proceso cognitivo específico, sino a la necesidad de combinar múltiples procesos simultáneamente o asignar importancia a estímulos según su relevancia.

Evidencia de que el envejecimiento conlleva mejoras además de declives en la atención y las funciones ejecutivas de João Veríssimo y colaboradores, que explican que a medida que envejecemos, es común pensar que nuestras habilidades cognitivas disminuyen, pero un nuevo estudio arroja luz sobre este tema. Investigadores llevaron a cabo un estudio con un gran grupo de participantes de edades comprendidas entre los 58 y 98 años para examinar cómo el envejecimiento afecta a la atención y las funciones ejecutivas, dos capacidades cognitivas esenciales. Los resultados mostraron que, si bien la eficiencia de la red de alerta disminuyó con la edad, la eficiencia en las redes de orientación y ejecución de inhibiciones aumentó, al menos hasta los mediados o finales de los 70. Esto sugiere que, aunque algunas habilidades cognitivas pueden disminuir con la edad, otras pueden mejorar. Estos hallazgos subrayan la importancia de comprender la variabilidad en los cambios relacionados con la edad en las capacidades de atención y ejecución de tareas.

Webster-Cordero y Lydia Giménez-Llort explican que las quejas cognitivas subjetivas son un constructo heterogéneo que a menudo se presenta en las etapas tempranas de la vida de los adultos mayores. Aunque es una fuente común de preocupación para las personas de mediana edad, a menudo se subestima cuando las evaluaciones clínicas y neuropsicológicas descartan cualquier proceso patológico subyacente. Los estereotipos negativos relacionados con la edad, así como los autoestereotipos, pueden contribuir a este subestimación. A pesar de ser un diagnóstico desafiante, su implicación como posible predictor de deterioro cognitivo leve o demencia aumenta el interés en su diagnóstico temprano y su intervención. Esta revisión sistemática analiza los datos empíricos sobre la relación entre estas quejas y el deterioro ejecutivo temprano con posible valor predictivo para las etapas preclínicas de la demencia. Los estudios corroboraron la relación entre las quejas cognitivas subjetivas y algunos procesos ejecutivos, lo cual es relevante dado que muchas personas con quejas ejecutivas subjetivas progresan hacia la demencia. Los estudios relacionales confirmaron que el rendimiento ejecutivo deficiente está asociado con biomarcadores en el líquido cefalorraquídeo y la reducción del volumen cortical en regiones cerebrales específicas.

Sin embargo, la heterogeneidad de los informes en estos estudios exige mayores esfuerzos en investigaciones futuras con herramientas específicas aplicadas en evaluaciones clínicas y neuropsicológicas y analizadas desde una perspectiva de género.

En resumen, el estudio de las quejas cognitivas subjetivas y su relación con el funcionamiento ejecutivo llama la atención sobre varias dimensiones de interés clínico, por lo que puede preverse como un campo emergente prometedor. Sin embargo, la búsqueda específica de información al respecto encontrará limitaciones mientras el término “quejas cognitivas subjetivas” siga siendo ambiguo y no tenga una definición precisa. La comorbilidad psiquiátrica debe considerarse como un factor de confusión y, por lo tanto, un criterio de exclusión. Otros límites de la literatura actual son la inclusión de un número relativamente pequeño de pacientes con quejas cognitivas subjetivas, la falta de consistencia en las herramientas utilizadas y el uso generalizado de la prueba Mini-Mental State Examination (MMSE).

En Executive Function: Mechanisms Underlying Emotion Regulation de Philip Zelazo y William A. Cunningham se explica que la investigación sobre la función ejecutiva (FE) se dirige a comprender el control consciente del pensamiento y la acción. Aunque la FE puede entenderse como un constructo de dominio general en el nivel funcional más abstracto del análisis (es decir, como la resolución consciente de problemas dirigidos por objetivos), caracterizaciones más precisas distinguen entre los aspectos relativamente “calientes” significativos desde el punto de vista motivacional de la FE y los aspectos más “fríos” y desinteresados. Proponen un modelo de regulación emocional basado en los principios de la FE (tanto “caliente” como “fría”) que abarca los tres niveles de análisis de D. Marr (1982): computacional (que se refiere a lo que logra la FE), algorítmico (que se ocupa en detalle de la forma en que se representa la información y cómo se procesa) e implementativo (que examina cómo se realiza el procesamiento de la información en el cerebro). Este modelo destaca los roles de la reflexión (niveles de conciencia) y el uso de reglas en la regulación de las emociones y da los primeros pasos para explicar cómo estos procesos contribuyen a la experiencia subjetiva de emociones complejas. La presentación de este modelo tiene la intención de servir como un resumen conciso de la investigación sobre la FE y como una exploración de sus implicaciones para la regulación emocional. No todos los estudiosos de la función ejecutiva están de acuerdo con estas distinciones. Pero en estos desacuerdos y discusiones se avanzará.

El artículo “The Role of Reflection in Promoting Adolescent Self-Regulation” está escrito por Philip David Zelazo y Sabine Doebel. Este texto discute la función ejecutiva (FE) y su relevancia para la autorregulación en la adolescencia desde una perspectiva del desarrollo de la neurociencia cognitiva social. Los autores argumentan que la FE mejora a medida que los adolescentes desarrollan la capacidad de reflexionar conscientemente sobre su propia perspectiva y su relación con un contexto más amplio de consideraciones, lo cual se logra a medida que los circuitos neuronales relevantes se adaptan al entorno y cambian como resultado de experiencias específicas repetidas. Los autores concluyen destacando la importancia de esta perspectiva para mejorar la FE en la infancia y, por lo tanto, promover la autorregulación en la adolescencia. Los autores sugieren que promover la reflexión en los adolescentes puede implicar fomentar la habilidad de procesamiento iterativo y aumentar la eficiencia de los circuitos neuronales relacionados con esta habilidad. También mencionan que la investigación en este campo está en sus primeras etapas, pero tiene el potencial de proporcionar información sobre los mecanismos básicos del desarrollo cognitivo en la adolescencia y apoyar la creación de intervenciones para fomentar una adaptación saludable en esta etapa.

J. Beckmann and H. Heckhausen tratan sobre los determinantes situacionales del comportamiento y las teorías de incentivos en la motivación. Las teorías de incentivos se basan en la idea de que el organismo es capaz de anticipar eventos y que el comportamiento está guiado por estados de metas anticipatorias. Estos estados de metas están relacionados con el refuerzo del comportamiento, donde el éxito se asocia con afecto positivo y el fracaso con afecto negativo. Se menciona que la motivación se basa en dos precondiciones: la capacidad de anticipar el logro de la meta y la importancia subjetiva de la meta para el organismo. Las teorías de incentivos consideran que el comportamiento es dirigido hacia metas y que se ve influenciado por las promesas y amenazas de la situación actual. Se habla también de teorías de expectativa-valor, que sugieren que las personas eligen la acción con el producto más alto de valor alcanzable (incentivo) por la probabilidad de éxito (expectativa). Sin embargo, se señalan algunas críticas a estas teorías, como su enfoque demasiado objetivista, su generalización de una correlación negativa entre expectativa y valor, su suposición de racionalidad completa en la elaboración de expectativas y valores, su formalización inapropiada y su universalismo. Se menciona que las diferencias individuales también deben ser consideradas en la investigación de la motivación.

En resumen, se aborda la importancia de las teorías de incentivos y expectativa-valor en la comprensión de la motivación, pero también destaca la necesidad de considerar las limitaciones y diferencias individuales en la aplicación de estas teorías.

MEDIANA EDAD

Sabiduría ¿qué es?

EN Antecedents and Effects of Wisdom in Old Age DE M. Ardelt se realizó un estudio longitudinal con 82 mujeres blancas de California y se investigó la relación entre la sabiduría y el envejecimiento exitoso. En este estudio, la sabiduría se definió como una combinación de cualidades de personalidad cognitivas, reflexivas y afectivas. Los resultados mostraron que el entorno social en la edad adulta temprana tenía una influencia positiva significativa en la sabiduría de las mujeres más de 40 años después.

Además, se encontró que la sabiduría en los últimos años tenía un efecto positivo en la satisfacción con la vida, la salud física y la calidad de las relaciones familiares de las mujeres. Esto sugiere que la sabiduría desempeña un papel importante en el envejecimiento exitoso.

En resumen, este estudio destaca la importancia de la sabiduría, entendida como una combinación de rasgos de personalidad cognitivos, reflexivos y afectivos, como predictor del bienestar en la vejez. También resalta la influencia positiva del entorno social en la construcción de la sabiduría a lo largo de la vida.

En Predictores Tempranos y de Mediana Edad de la Sabiduría y el Bienestar Subjetivo en la Vejez de Monika Ardelt, Kathryn R. Gerlach y George E. Vaillant se investigó si la sabiduría y el bienestar en la vejez son el resultado de rasgos de personalidad tempranos relacionados con el crecimiento de la personalidad o el ajuste de la personalidad, respectivamente, o si son el resultado de un desarrollo humano exitoso según la teoría de etapas de Erikson y el paradigma del curso de vida. Se utilizaron modelos de ecuaciones estructurales para analizar datos longitudinales de 98 hombres blancos graduados de Harvard, nacidos entre 1915 y 1924, a lo largo de 60 años. Los resultados mostraron que la sabiduría en la vejez se relacionaba positivamente con la apertura a nuevas experiencias en la adultez temprana, lo que respalda la idea de un crecimiento de la personalidad. Por otro lado, el bienestar subjetivo en la vejez se asociaba con la estabilidad emocional y la extraversión en la adultez temprana, lo que sugiere un ajuste de la personalidad.

Además, se encontró que un entorno social positivo en la infancia y la adolescencia tenía un impacto positivo en la sabiduría en la vejez, a través de un desarrollo psicosocial exitoso que incluía la competencia en la adolescencia y la estabilidad emocional en la adultez temprana. Estos resultados indican que un equilibrio entre el ajuste y el crecimiento de la personalidad, junto con el apoyo social y la competencia durante los años formativos, puede promover el desarrollo de la sabiduría a lo largo de la vida. Este estudio resalta la importancia de factores tempranos y de mediana edad en el desarrollo de la sabiduría y el bienestar en la vejez, proporcionando información valiosa sobre cómo fomentar el crecimiento personal y el ajuste de la personalidad a lo largo de la vida.

En “Las Dos Caras de la Sabiduría: Sabiduría como Teoría General del Conocimiento y Juicio sobre la Excelencia en la Mente y la Virtud vs. Sabiduría como Realización Cotidiana en Personas y Productos”, los autores Paul B. Baltes y Ute Kunzmann exploran diferentes formas de entender la sabiduría y sus implicaciones. Imaginan la sabiduría como un diamante multifacético. Por un lado, algunos la ven como una teoría analítica influenciada por la filosofía occidental. Desde esta perspectiva, la sabiduría se considera una teoría analítica de conocimiento experto, juicio y consejo sobre aspectos complejos e inciertos de la vida. Es como un manual de instrucciones para tomar decisiones sabias y alcanzar la excelencia en diversos campos. Por otro lado, existe una visión más acorde con las tradiciones filosóficas asiáticas, que considera que la sabiduría se manifiesta a través de personas sabias o sus creaciones. Desde esta perspectiva, la sabiduría se vive a través de individuos sabios y las cosas que producen. Estas personas sabias son aproximaciones a la sabiduría, pero no son la sabiduría misma. Esta perspectiva pone énfasis en la sabiduría en la vida cotidiana.

Los autores defienden su concepción teórica de la sabiduría como un conjunto de conocimientos expertos en un tema específico. Argumentan que su comprensión de la sabiduría incluye diversas dimensiones, como factores cognitivos, emocionales, motivacionales y sociales, además de la influencia del contexto de vida. Afirman que su investigación empírica respalda esta perspectiva multidimensional y colaborativa de la sabiduría.
En resumen, este artículo aborda la diversidad en la conceptualización de la sabiduría y destaca la postura de los autores sobre la sabiduría como un constructo multidimensional que abarca aspectos cognitivos y emocionales, entre otros. Reconoce el valor de las dimensiones teóricas y prácticas de la sabiduría en el desarrollo humano.

Baltes se centra en la investigación sobre la sabiduría bajo el enfoque del paradigma de la sabiduría de Berlín. Definen la sabiduría como un sistema de conocimiento experto relacionado con la pragmática fundamental de la vida. Esto incluye el conocimiento y juicio sobre el significado y la conducta de la vida, así como la organización del desarrollo humano hacia la excelencia, teniendo en cuenta el bienestar personal y colectivo. La medición se basa en protocolos de pensamiento en voz alta sobre varios problemas de la vida, como la planificación, la gestión y la revisión de la vida. Las respuestas se evalúan en función de cinco criterios: conocimiento factual y procesal rico, contextualismo a lo largo de la vida, relativismo de valores y prioridades vitales, y reconocimiento y manejo de la incertidumbre.

Los autores concluyen con una nueva perspectiva teórica que caracteriza la sabiduría como una metaheurística (pragmática) cognitiva y motivacional que organiza y orquesta el conocimiento hacia la excelencia humana en mente y virtud, tanto individual como colectivamente. Aboga por la inclusión del concepto de sabiduría en la investigación psicológica y destaca su importancia en la búsqueda de la excelencia y el bien común. Aunque surgen preguntas abiertas sobre la relación entre el conocimiento de la sabiduría y el comportamiento, los autores creen que la sabiduría puede servir como una guía para alcanzar niveles más altos de funcionamiento en la vida. La sabiduría se presenta como un recordatorio constante de la dirección y el potencial positivo en la búsqueda de la excelencia en el desarrollo humano. Remarcan: Como dice un proverbio chino de sabiduría: “Incluso un viaje muy largo comienza con un solo paso.” Agregamos: “Y este paso es más efectivo cuanto más se da en la dirección correcta”.

Grosman en La sabiduría y cómo cultivarla: revisión de la evidencia emergente de un modelo constructivista de pensamiento sabio, concluye que algunas creencias populares caracterizan la sabiduría como una esencia: un conjunto de características inmutables que se desarrollan como consecuencia de un potencial innato y experiencias de vida extraordinarias. Los estudios empíricos emergentes que involucran experimentos, diarios y estudios transculturales contradicen tales creencias populares. Las características del pensamiento sabio, que incluyen la humildad intelectual, el reconocimiento de la incertidumbre y el cambio, la consideración de diferentes perspectivas y la integración de estas perspectivas, son muy variables según las situaciones. En conjunto, la investigación empírica sugiere que la variabilidad en el pensamiento sabio es sistemática, y que una mayor sabiduría en contextos ecológicos e inducidos experimentalmente promueve un punto de vista geocéntrico (frente a egocéntrico). Además, La enseñanza de la sabiduría se beneficia de la apreciación de la dependencia del contexto de las intenciones y acciones representadas en las narrativas de las vidas de los ejemplos de sabiduría. Concluye avanzando en un modelo constructivista de sabiduría, sugiriendo que los contextos cultural-histórico, personal-motivacional y situacional juegan un papel crítico para la sabiduría, su desarrollo y su aplicación en la vida diaria. En Aging and Wisdom: Culture Matters, también de Grossman, la discusión se centra en los hallazgos relacionados con la sabiduría en la toma de decisiones en situaciones de conflicto y cómo estos hallazgos difieren entre japoneses y estadounidenses de diferentes edades. Se señala que los japoneses, cuya cultura fomenta la armonía interpersonal, muestran respuestas más sabias en situaciones de conflicto interpersonal e intergrupal a una edad más temprana en comparación con los estadounidenses. Sin embargo, debido a la tendencia de los japoneses a evitar conflictos potenciales, los estadounidenses experimentan más conflictos, que tienden a ser más heterogéneos en naturaleza y esto podría llevar a que los estadounidenses continúen aprendiendo sobre la resolución de conflictos a lo largo de la vida. Los resultados también muestran que los estadounidenses mayores razonan de manera más sabia sobre conflictos interpersonales e intergrupales que los jóvenes estadounidenses. Esto sugiere que la sabiduría en la toma de decisiones en situaciones de conflicto puede desarrollarse con la edad. El estudio destaca la importancia de explorar los procesos relacionados con la edad y la cultura simultáneamente en el mismo diseño de investigación. También se menciona que este estudio es solo el primer paso en la exploración de la sabiduría en diferentes culturas y que investigaciones futuras podrían realizar análisis culturales más detallados y experimentos para comprender mejor los mecanismos causales subyacentes. Se plantea la posibilidad de que el enfoque explícito en la resolución de conflictos puede no ser una característica universal de la sabiduría en la toma de decisiones en situaciones de conflicto. En resumen, la discusión destaca las diferencias en la sabiduría en la toma de decisiones en situaciones de conflicto entre culturas y edades, y plantea preguntas interesantes sobre la adaptabilidad de las estrategias de resolución de conflictos en diferentes contextos.

Gracias a los traductores automáticos podemos leer un artículo que relaciona Sabiduría coherencia y mindfulness de Guna Svence en Letón. El artículo presenta dos investigaciones diferentes que comparten una idea común: la correlación entre la edad y las puntuaciones estadísticamente significativas de mindfulness, sabiduría y coherencia. El objetivo de la primera investigación es analizar teórica y prácticamente las correlaciones entre el sentido de coherencia, el mindfulness y el bienestar en mujeres de 25 a 45 años. También se realiza un análisis cualitativo para explorar una de las categorías del sentido de coherencia: la significación. Los resultados de esta investigación indicaron una correlación positiva entre el bienestar y el sentido de coherencia, así como entre el bienestar y el mindfulness. Además, se encontró que puntajes más altos en el sentido de significado en la vida se relacionan con puntajes más altos de bienestar. La segunda investigación se centra en las puntuaciones de sabiduría y significado en la vida, y cómo difieren en diferentes grupos de edad en la adultez. Los resultados muestran que las puntuaciones de sabiduría y significado en la vida no difieren significativamente en diferentes grupos de edad, aunque se encontraron diferencias en las puntuaciones de sabiduría entre la adultez temprana y la adultez intermedia, con puntajes más altos de sabiduría en la adultez intermedia.

Relación Sabiduría i Inteligencia

The effect of age on fluid intelligence is fully mediated by physical health de Ingvar Bergman  and  Ove Almkvist investigó cómo el efecto de la edad en la capacidad cognitiva está relacionado con las diferencias individuales en la salud física. El estudio incluyó a 118 sujetos voluntarios saludables con edades comprendidas entre los 26 y 91 años. Se llevaron a cabo exámenes clínicos, imágenes cerebrales de resonancia magnética (MRI) y evaluaciones neuropsicológicas exhaustivas. El objetivo era determinar si el efecto de la edad en la inteligencia fluida (IQf) estaba completamente mediado por la salud física, parcialmente mediado o no mediado en absoluto. Los análisis de ecuaciones estructurales mostraron que el modelo que mejor se ajustaba a los datos era aquel en el que la IQ fluida sin praxis estaba completamente mediada por la salud física, la IQ cristalizada no estaba mediada en absoluto y la IQ fluida con praxis estaba parcialmente mediada. Las enfermedades del sistema circulatorio y nervioso fueron los principales mediadores. En resumen, los hallazgos sugieren que el efecto de la edad en la inteligencia fluida está completamente mediado por la salud física, lo que implica que mejorar la salud y abordar las enfermedades relacionadas con la edad puede ayudar a contrarrestar el declive en la inteligencia fluida a medida que envejecemos.

Winstom Chiong, autor del trabajo Wisdom and Fluid Intelligence in Older Adults, y Wisdom and fluid intelligence are dissociable in healthy older adults, y otros muchos estudios sobre envejecimiento y toma de decisiones, defiende que no respalda una visión “interrelacionada” de la sabiduría y la inteligencia fluida como constructos en gran medida superpuestos. Más allá de las implicaciones teóricas obvias de estos hallazgos, la observación de que la sabiduría es en gran medida distinta de la inteligencia fluida conlleva importantes implicaciones prácticas. Quizás lo más notable es que la inteligencia fluida es el predictor cognitivo más fuerte del funcionamiento cotidiano en adultos mayores y disminuye consistentemente a medida que enevjecemos. Una persona de 80 años se desempeña más de 1,5 desviaciones estándar por debajo del promedio de una persona de 20 años en medidas de inteligencia fluida, de funcionamiento ejecutivo y velocidad de procesamiento. Sin embargo, a pesar de estas disminuciones bien documentadas muchos adultos mayores sanos no muestran disminuciones significativas en el funcionamiento cotidiano, lo que sugiere un desajuste entre las trayectorias cognitivas y las trayectorias funcionales. La sabiduría puede ser un factor crítico que ayuda a explicar este desajuste cognitivo-funcional al reforzar la toma de decisiones, el funcionamiento interpersonal y, en última instancia, el rendimiento en diversas actividades diarias.

Se justifican investigaciones futuras para evaluar empíricamente si la sabiduría es igualmente protectora en las poblaciones de adultos mayores. También puede ser de interés investigar la relación entre la sabiduría y aspectos más “cristalizados” de la inteligencia, como la amplitud y profundidad de la base de conocimiento general sobre el mundo. Por ejemplo, es posible que la sabiduría ayude a respaldar el funcionamiento intelectual, cognitivo y cotidiano general en etapas posteriores de la vida al facilitar continuamente la adquisición y aplicación de información relevante para informar el comportamiento y lograr metas. En análisis exploratorios probaron la relación entre la sabiduría y la memoria episódica, dada la centralidad de esta función cognitiva para el envejecimiento y muchos trastornos neurodegenerativos asociados a la edad, y  el rendimiento de la memoria episódica no se asoció significativamente con la sabiduría. Esto sugiere que, al menos en adultos cognitivamente sanos, la sabiduría puede ser disociable de las funciones cognitivas tanto la inteligencia fluida ​​como no fluida.

Para nuestro interés, la edad y la sabiduría demostraron una pequeña correlación negativa, que siguió siendo significativa al ajustar por sexo y nivel educativo. A pesar de que popularmente se piensa que la sabiduría aumenta en la vejez, esto no ha sido respaldado consistentemente en la literatura empírica. Un trabajo más reciente ha sugerido una relación curvilínea entre la edad y la sabiduría a lo largo de la vida, donde la sabiduría alcanza su punto máximo en la quinta o sexta década y luego disminuye lentamente. Estos hallazgos discrepantes probablemente reflejan una variabilidad generalizada en cómo se mide la sabiduría en los estudios, incluidos qué subcomponentes específicos se evalúan(por ejemplo, cognitivo, social y/o emocional), así como en el rango de edad de los sujetos incluidos en un estudio.  Además, en trabajos anteriores se han descartado de forma inconsistente las enfermedades neurodegenerativas relacionadas con la edad, lo que puede explicar por qué algunos estudios han sugerido una disminución precipitada de la sabiduría entre las personas mayores en particular, cuando el riesgo de demencia es mayor.

Finalmente, debe reconocerse que la sabiduría, al igual que otros rasgos de la personalidad, se evaluó mediante una medida validada pero basada en autoinformes que puede estar sujeto a imprecisiones derivadas de la falta de conocimiento, la deseabilidad social y otras formas de sesgo de respuesta, mientras que inteligencia se evalúa mediante el desempeño en pruebas objetivas. Tomados en conjunto, se ha vuelto cada vez más claro que la sabiduría tiene relevancia para la recopilación de numerosos datos de salud.

En el estudio titulado “Fluid Intelligence and Gross Structural Properties of the Cerebral Cortex in Middle-Aged and Older Adults: A MultiOccasion Longitudinal Study”, los autores Peng Yuan, Manuel C. Voelkle y Naftali Raz investigaron la relación entre la inteligencia fluida y las propiedades estructurales del cerebro en adultos de mediana edad y mayores a lo largo de un estudio longitudinal de siete años. Según la Teoría de Integración Parieto-Frontal (P-FIT, Jung y Haier, 2007), las diferencias individuales en un conjunto específico de regiones cerebrales explican las variaciones en la inteligencia general. La teoría de la integración parieto-frontal ( P-FIT ) considera que la inteligencia se relaciona con qué tan bien se integran las diferentes regiones del cerebro para formar comportamientos inteligentes. Los componentes de la inteligencia g, el razonamiento fluid y el razonamiento cristalizado, muestran trayectorias de cambio relacionadas con la edad diferentes. Se hipotetizó que los cambios cognitivos y neurales relacionados con la edad estarían relacionados. Para probar esto, el estudio examinó los cambios en la inteligencia fluida (medido por el Test deCattell) y cristalizada (medido por dos pruebas de vocabulario) junto con las propiedades estructurales de 19 regiones cerebrales en adultos de mediana edad y mayores. Los resultados del estudio revelaron que la inteligencia fluida mostró un declive longitudinal con la edad, mientras que la cristalizada se mantuvo estable. Además, se observaron cambios significativos en el grosor y el volumen corticales en las regiones cerebrales relacionadas con la inteligencia, y estos cambios fueron más pronunciados en estas regiones específicas. Se encontró una asociación positiva entre la inteligencia fluida y el grosor cortical, pero no se encontró una asociación significativa con el volumen cortical. Por otro lado,la inteligencia cristalizada se asoció con una mayor reducción de volumen cortical y adelgazamiento de la corteza cerebral. Estas asociaciones sugieren que las personas con un rendimiento cognitivo más alto al inicio del estudio experimentaron un menor envejecimiento cerebral en términos de volumen cortical. En resumen, el estudio encontró diferencias en cómo la inteligencia fluida y cristalizada se relacionan con el envejecimiento cerebral en adultos de mediana edad y mayores. La inteligencia fluida se asoció con el grosor cortical, mientras que la cristalizada se relacionó con la reducción de volumen cortical. Estos hallazgos resaltan la importancia de investigar la relación entre la cognición y la estructura cerebral en el envejecimiento y sugieren que las personas con niveles más altos de inteligencia cristalizada pueden ser más resistentes al envejecimiento cerebral. Sin embargo, se necesita más investigación para comprender completamente estas relaciones.

Las relaciones con la inteligencia fluida también tienen una larga tradición, hasta con la fortaleza de carácter. SegúnAndré Kretzschmar, en su proyecto sobre inteligencia y carácter, la investigación sobre las asociaciones entre los rasgos de personalidad cognitivos y no cognitivos ha descuidado ampliamente las fortalezas del carácter, es decir, los rasgos de personalidad valorados positiva y moralmente que constituyen un buen carácter. El presente estudio tuvo como objetivo cerrar esta brecha al estudiar las asociaciones entre las fortalezas del carácter y la inteligencia fluida utilizando diferentes operacionalizaciones de las fortalezas del carácter (incluidos los autoinformes y los informes de informantes) y la inteligencia fluida en niños, adolescentes y adultos. Los resultados, sugirieron que los rasgos de personalidad valorados moralmente son independientes de la inteligencia fluida, con la excepción del amor por el aprendizaje, que mostró relaciones positivas pequeñas pero sólidas con la inteligencia fluida en todo el mundo.

Aunque habría que definir qué es un buen carácter.

Respecto a esto, la escala utilizada está en el modelo Valores en acción (VIA) (1) nos dice antes de realizarla:

Conozca sus mayores fortalezas. ¿Por qué realizar la encuesta? La Encuesta VIA es la única encuesta científica gratuita sobre las fortalezas del carácter en el mundo. Realiza esta sencilla prueba de carácter de 10 minutos y descubre tus mayores fortalezas. Las investigaciones muestran que conocer y utilizar las fortalezas de tu carácter puede ayudarte a:

  • Aumentar la felicidad y el bienestar
  • Encuentra significado y propósito
  • Impulsar las relaciones
  • Manejar el estrés y la salud
  • Lograr metas

Tras unas preguntas auto respondidas sobre algunos conceptos en general podemos deducir que la fortaleza de carácter comprendería para estos autores: Creatividad como La capacidad de pensar en nuevas soluciones y formas de conceptualizar y hacer las cosas, que incluye logros en expresión artística pero no se limita a ello. Amor por el Aprendizaje como el gusto por el dominio de nuevas capacidades, temas y conocimiento a través de aprendizaje formal o informal. El amor por el aprendizaje está relacionado con la fortaleza de la “curiosidad”, pero abarca aún más, mostrando una tendencia hacia la actualización sistemática del conocimiento propio; Curiosidad: El impulso e interés por las experiencias y las cosas, así como la capacidad de encontrar, explorar y descubrir temas fascinantes; el Aprecio de la Belleza y la Excelencia: Notar y apreciar la belleza, la excelencia y/o habilidad en diversos ámbitos de la vida, como la naturaleza, el arte, las matemáticas, la ciencia o las experiencias cotidianas; el Amor: Valorar relaciones íntimas con los demás, en particular aquellas donde el compartir y el cariño son recíprocos, y la capacidad de sentirse muy cerca de los demás; la Perspectiva, ser capaz de proporcionar sabios consejos a los demás y tener formas de ver el mundo de una manera que tiene sentido tanto para uno mismo como para los demás, la Inteligencia Social, ser consciente de los motivos y sentimientos propios y de los demás, y saber cómo encajar en distintas situaciones sociales, así como la capacidad de entender las maneras de conectar con las demás personas. La Bondad, Ser amable y generoso con los demás, y tener la capacidad de ayudar, cuidar o hacer un favor con cariño. El Sentido del Humor, Ser juguetón y disfrutar haciendo reír y sonreír a la gente, utilizando el sentido del humor para conectarse de manera cercana con los demás y mejorar situaciones difíciles con chistes o diversión, La equidad, como La capacidad de tratar a todas las personas de acuerdo con nociones de equidad y justicia, sin dejar que sentimientos personales sesguen las decisiones sobre otras personas y dando a todos una oportunidad justa, el Perdón, como la capacidad de perdonar a aquellos que han obrado mal, aceptar los defectos de los demás y otorgar segundas oportunidades, con el perdón como guía en lugar de la venganza. La Valentía como la capacidad de no reducirse ante amenazas, desafíos, dificultades o dolor, y defender lo correcto, decir lo que se piensa incluso si hay oposición, incluyendo la valentía física sin limitarse a ella. La autorregulación, Regular lo que uno siente y hace, ser disciplinado y controlar los apetitos y emociones, la Prudencia, tomar decisiones con cautela, evitar riesgos innecesarios y no decir o hacer cosas de las que se pueda arrepentir en el futuro; la Honestidad, capacidad de ser honesto, no solo en palabras sino también en acciones, actuando de manera genuina y auténtica sin pretender ser algo que no se es, y asumiendo responsabilidad por los propios sentimientos y acciones; la gratitud, ser consciente y agradecido por las cosas buenas que suceden, y tomar el tiempo necesario para expresar agradecimiento. La esperanza, esperar lo mejor del futuro y trabajar para lograrlo, creyendo que un mejor futuro está al alcance de uno. El Juicio, como la capacidad de pensar profundamente y tomar decisiones considerando todos los puntos de vista, sin precipitarse a conclusiones prematuras y estando dispuesto a cambiar de opinión con nueva evidencia; el Entusiasmo, Abordar la vida con energía y pasión, no hacer las cosas a medias o con desinterés, vivir la vida como una aventura y sentirse vivo y activo. El Trabajo en Equipo: Participar y trabajar eficazmente como parte de un equipo o grupo, siendo leal al grupo y cumpliendo con responsabilidades para alcanzar un objetivo común, la Perseverancia, Completar proyectos iniciados, perseverar a pesar de los obstáculos y sentir satisfacción al cumplir metas y compromisos y el liderazgo: La capacidad de motivar a un grupo para lograr metas y mantener relaciones positivas dentro del grupo, así como la capacidad de organizar

Este último técnicamente yo lo traduciría más como tenacidad que perseveración.

Y veremos más y más relaciones entre estilos de inteligencia en lo que personalidad y sabiduría que se asociarán a nuevos descubrimientos sobre la mejora cognitiva. También todos estos constructos y entidades de estudio deben asociarse a culturas, estrés y estilos de vida.

Toma de decisiones, razonamiento, abstracción categorías y sistemas de aprendizaje experto: CONTROL COGNITIVO FORTALECIDO?

El estudio de Chi y colaboradores titulado “ Categorización y Representación de Problemas de Física por Expertos y Novatos”.  es un estudio de hace tiempo, con una muestra pequeña, pero a la hora de plantear problemas de física a expertos y novatos se observan diferencias entre ellos respecto a la abstracción y al conocimiento tácito que aplicaban los expertos, utilizando esquemas más que categorías superficiales. Los esquemas de los principiantes contenían conocimientos detallados sobre las configuraciones físicas pero carecían de métodos de solución abstractos. Inicialmente, los expertos tardaron más en categorizar los problemas, pero tanto los expertos como los novatos pudieron categorizar los problemas de manera significativa. Volvemos a diferencias respecto a la cuestión del tiempo y el modo de resolución de problemas.

Es un tema recurrente el estudio del envejecimiento, la sabiduría y la toma de decisiones en el ámbito de la práctica de la medicina, por razones obvias (son los que nos curan y salvan) y porque las exigencias de la práctica médica están creciendo, la prevención requiere otros métodos y formas de estudios y prácticas médicas, la tecnología ha hecho que la actualización sea obligatoriamente constante y también por que cada vez vivimos más y nuestra generación profesionalmente tiene mucha brecha respecto a métodos de aprendizaje.

En el artículo “Perspectivas cognitivas sobre el mantenimiento de la experiencia médica de los médicos: II. Adquisición, mantenimiento y actualización de habilidades cognitivas”, escrito por Zachary A Caddick, Scott H Fraundorf, Benjamin M Rottman y Timothy J Nokes-Malach, se aborda la importancia de mantener y actualizar las habilidades cognitivas de los médicos a lo largo de su carrera. El artículo se centra en la adquisición, mantenimiento y actualización de estas habilidades en los médicos. Se revisa la teoría de los dos procesos, que explica la toma de decisiones médicas de los médicos utilizando tanto heurísticas basadas en la experiencia acumulada (Sistema 1) como deducción lógica (Sistema 2). Se destaca que la acumulación de experiencia clínica del Sistema 1 puede tener efectos tanto positivos, como un reconocimiento rápido y preciso de patrones, como efectos negativos, como lagunas de conocimiento y sesgos. El artículo enfatiza la necesidad de que los médicos se involucren en una formación y estudio adecuados para mantener al día sus habilidades cognitivas, ya que estas habilidades pueden disminuir con el tiempo. Además, se señala que los médicos que han pasado más tiempo desde su formación tienden a obtener peores resultados en pruebas de conocimiento médico y brindan una atención deficiente a los pacientes, lo que puede estar influenciado por factores cognitivos.

En resumen, este artículo resalta la importancia de que los médicos utilicen tanto la experiencia acumulada como la deducción lógica en su toma de decisiones médicas, y enfatiza la necesidad de mantener y actualizar constantemente sus habilidades cognitivas a lo largo de su carrera.

En Systematic Review: The Relationship between Clinical Experience and Quality of Health Care se refleja lo que sucede a muchos estudios respecto a la diferencia entre jóvenes y adultos mayores que se han hecho con profesionales médicos, tanto por la necesidad que tienen de rastrear y valorar información así como descartar, no sesgarse y considerar múltiples opciones para el diagnóstico. Con ello han sido preguntas del tipo: ¿es un médico/a mayor y con más experiencia un mejor médico/a? O todo lo relacionado con la experiencia clínica y la calidad. La garantía de calidad y la evaluación del desempeño se han convertido en cuestiones centrales en la medicina. La atención no es óptima en muchas condiciones médicas y entornos clínicos diferentes. En general, lo más llamativo de este tipo es la extensa cantidad de críticas de todo tipo que tiene, directamente dirigidas a acusar a los autores de conflictos de intereses o edadismo. Dentro de los científicos, también hay Haters (2)

Pero desde la psicología cognitiva se ha estudiado mucho la resolución de problemas los marcos mentales y la habilidad para organizar el conocimiento como clave para resolver problemas clínicos o de cualquier tipo, como en Estrategias de razonamiento diagnóstico y éxito diagnóstico) de Codere, y modelos de diferencias en categorización, de Collins, con las diferencias entre sistemas de toma de decisiones, el Sistema 1 (heurístico, intuitivo) y el Sistema 2 (sistemático, analítico) y modelos de razonamiento en Croskerry, P. Cognición clínica y error de diagnóstico: aplicaciones de un modelo de razonamiento de proceso dual y análisis de los errores diagnósticos. Estos estudios son puramente psicológicos y se afianzarán con la ayuda de comparativas con los sistemas expertos y las IAs para obtener mejores y más datos sobre estos procesos cognitivos complejos que nos ayudarán a ser mejores profesionales. Cuando esto suceda quizá podamos aislar esos procesos de factores como la edad, encontrando la compensación y valor del cerebro joven vs. maduro y espero que obteniendo la mejor opción juntando ambos.

Como muchos defienden (Teaching for Wisdom in an Intergenerational High-School-English Class. De Michelis) con entornos de aprendizaje intergeneracionales podemos esperar muchas más mejoras en lo profesional.

En el estudio titulado “Previous beliefs affect Bayesian reasoning in conditions fostering gist comprehension,” realizado por Elisabet Tubau, Àngels Colomé y Javier Rodríguez-Ferreiro, se investigó cómo las creencias previas afectan el razonamiento bayesiano en condiciones que fomentan la comprensión general de los datos. Se planteó la hipótesis de que el efecto de creencias previas se observaría principalmente en condiciones que fomentaran una comprensión general de los datos, o “gist comprehension” en inglés. Se esperaba observar un efecto de creencias significativo en presentaciones icónicas en lugar de en descripciones de texto y, en general, cuando se solicitaban estimaciones no numéricas. El pensamiento bayesiano se basa en la teoría de probabilidad desarrollada por el matemático y estadístico británico Thomas Bayes en el siglo XVIII. Es un enfoque que se utiliza para actualizar nuestras creencias o conocimientos sobre un evento o una situación en función de la evidencia o información disponible. En términos simples, el pensamiento bayesiano se centra en cómo podemos revisar nuestras creencias iniciales (llamadas priors) en función de nueva información (llamada evidencia) para obtener creencias actualizadas (llamadas posteriors). Se utiliza en una amplia variedad de campos, desde la estadística y la inteligencia artificial hasta la toma de decisiones y la ciencia en general.

Los resultados de los estudios mostraron que las estimaciones bayesianas, ya fueran expresadas numéricamente o no numéricamente, fueron más precisas para íconos que para descripciones de texto de frecuencias naturales. Además, de acuerdo con las expectativas, las estimaciones no numéricas fueron, en general, más precisas para escenarios creíbles en lugar de inverosímiles. Sin embargo, el efecto de creencias en la precisión de las estimaciones numéricas dependió del formato y la complejidad del cálculo. Estos hallazgos sugieren que la comprensión general de los datos, especialmente en formatos icónicos y estimaciones no numéricas, puede influir en el razonamiento bayesiano y mejorar la precisión de las estimaciones. Esto podría tener implicaciones importantes para el desarrollo de intervenciones destinadas a mejorar el razonamiento bayesiano en situaciones de la vida real. El pensamiento bayesiano se utiliza para actualizar la probabilidad de un evento o una hipótesis en función de nueva evidencia. Es especialmente útil cuando se trata de incertidumbre y toma de decisiones basada en datos.

Es esperanzador y útil que este tipo de funciones se puedan entrenar e imagino que se verán fortalecidas por el aprendizaje.

Pero le siguen autores orientados a enlazar la sabiduría con la tendencia de tendencia flexible, creatividad y EQUILIBRIO comparándola además con un sistema de conocimiento experto. Ya hemos mencionado a Paul B. Baltes y sus colegas, que se encuentran entre los investigadores contemporáneos más destacados de la sabiduría, y que definen la sabiduría como “conocimiento experto en el dominio de la pragmática fundamental de la vida”.

En cuanto a la toma de decisiones, motivación refuerzos, es indudable que el aprendizaje en cualquier disciplina y edad tenderá a la gamificación de este, tal y como sucede en los videojuegos. El artículo “Control habitual de la selección de metas en humanos”, escrito por Fiery Cushman y Adam Morris del Departamento de Psicología de la Universidad de Harvard, explora cómo los seres humanos eligen acciones basadas tanto en hábitos como en planificación. Los hábitos son eficientes pero se adaptan lentamente a nuevas circunstancias, mientras que la planificación es más costosa pero puede adaptarse rápidamente. La investigación actual se centra en la competencia entre hábitos y planes para el control del comportamiento, pero en muchos casos complejos, la integración de ambos es más beneficiosa. Se propone una arquitectura jerárquica que combina la eficiencia de los hábitos para seleccionar metas con la flexibilidad de la planificación para alcanzar esas metas. Esto se formaliza en un entorno de aprendizaje por refuerzo, se ilustran sus costos y beneficios, y se demuestra experimentalmente. Se encuentra que la selección de metas en humanos está parcialmente determinada por representaciones de valor derivadas de la historia de recompensas. Estas metas se utilizan luego durante la planificación basada en modelos sobre un modelo causal interno de la estructura de la tarea. Aunque este mecanismo puede parecer subóptimo en ciertos experimentos, en la vida cotidiana ayuda a aliviar la carga computacional de la evaluación basada en modelos en tareas complejas. El artículo destaca la interdependencia entre el control basado en hábitos y el control basado en planes, y cómo esta integración captura fenómenos empíricos que combinan características de ambos. En resumen, los seres humanos enfrentan el desafío de equilibrar eficientemente el control basado en hábitos con el control basado en planes, y esta integración depende de la precisión de las representaciones de valor basadas en hábitos, lo que puede estar relacionado con la transmisión cultural y el razonamiento flexible en la evolución humana.

En Preferencias sociales y emociones como reguladores del comportamiento en procesos, de Julie Urda et al. el comportamiento está impulsado no sólo por la deliberación individual “económicamente racional”, sino también por atajos (sesgos de decisión) y por preferencias sociales (el logro de estatus, relaciones recíprocas e identidad de grupo). Un aspecto importante de estos impulsores del comportamiento es que pueden operar (al menos en parte) a través de emociones. Las emociones influyen en el comportamiento de maneras que son relevantes para el desempeño en los procesos; por ejemplo, la ira incita a los empleados a negarse a cooperar, el miedo inhibe la voluntad de los trabajadores de tomar iniciativas (por ejemplo, de mejora continua) y la vergüenza los motiva a cambiar de comportamiento. Este estudio proporciona evidencia experimental de que las preferencias sociales desencadenan emociones sistemáticamente. Esto no sucede “linealmente” (se podría esperar que un mayor logro de una preferencia social provoque más emociones positivas), sino más bien en patrones más complejos que regulan las relaciones sociales. Las señales de estatus arbitrarias (pero obtenidas) desencadenan orgullo, mientras que el logro de estatus por tener suerte no. Una pérdida de estatus causada externamente (no por culpa propia) desencadena ira y disgusto. No recibir cooperación de otra persona provoca ira, pero más aún si la falta de cooperación viola una expectativa de reciprocidad; la felicidad al recibir la cooperación de otra persona se ve atenuada por la culpa y la tristeza si el propio sujeto ha negado previamente la cooperación a la otra persona. Los eventos que les suceden a los miembros destacados del grupo desencadenan emociones como si les sucedieran directamente a los sujetos, incluso si el miembro del grupo se comporta de una manera vergonzosa. Estos resultados son relevantes para los gerentes de primera línea porque ayudan a predecir e interpretar las reacciones emocionales de los empleados: otorgar o retener estatus, ofrecer o exigir reciprocidad y la creación de grupos internos tienen efectos emocionales que dependen del contexto de manera predecible. Estos resultados también contribuyen a la teoría al conectar literatura sobre emociones, toma de decisiones y operaciones conductuales.

Respecto a la sabiduría, aún con los cambios pertinentes relativos a los años de estudios, y las vueltas que ha dado la palabra y su relación con la inteligencia, la templanza, la función ejecutiva y alguna característica asociada habitualmente a personalidad, el punto para comenzar a explorar sería ligar la neuropsicología con la sabiduría. Vivian Clayton propone que La inteligencia se puede definir como la capacidad de pensar lógicamente, conceptualizar y abstraerse de la realidad. La sabiduría puede definirse como la capacidad de captar la naturaleza humana, que es paradójica, contradictoria y sujeta a continuos cambios. Aunque Este artículo intenta ilustrar que la naturaleza de la sabiduría y su función en el proceso de desarrollo difiere lo suficiente de la capacidad cognitiva como para justificar un escrutinio por separado yo discrepo.

Estos dos constructos tienen potencial para resaltar características positivas y adaptativas del desarrollo en los últimos años y deberán medirse mejor ambos en personas sanas. Se considera que ambos aumentan con la edad y ambos permiten la adquisición de conocimientos durante toda la vida y se comparan con respecto a los dominios de comportamiento que representan, las tareas operativas utilizadas para evaluarlos y la relación de la lógica y el tiempo en su desarrollo. La función de la inteligencia se caracteriza por centrarse en cuestiones de cómo hacer y cumplir las tareas necesarias para sustentar la vida. La función de la sabiduría se caracteriza por provocar al individuo a considerar las consecuencias de sus acciones tanto para sí mismo como para los efectos en los demás. La sabiduría, por lo tanto, evoca preguntas sobre si uno debe seguir un curso de acción particular.

RESERVA COGNITIVA Y ESTIMULACIÓN

En el estudio titulado “Age and Flexible Thinking”, realizado por Lesley J. Tranter y Wilma Koutstaal, se aborda la hipótesis de desuso del envejecimiento cognitivo, que atribuye las disminuciones en la inteligencia fluida en adultos mayores a una reducción de la actividad cognitivamente estimulante. El estudio experimental buscó probar la hipótesis de que un período de actividades mentalmente estimulantes aumentaría el rendimiento de la inteligencia fluida en adultos mayores. Participaron 44 adultos mayores con una edad promedio de 67.82 años, a quienes se les administraron medidas de pre y post-test, incluyendo una prueba de inteligencia fluida Los participantes experimentales participaron en diversas actividades estimulantes y novedosas durante 10-12 semanas y se compararon con un grupo de control. Los resultados respaldaron la hipótesis, ya que el grupo experimental mostró un mayor aumento de pre a post-CCF en comparación con el grupo de control. Incluso períodos breves de mayor estimulación cognitiva pueden mejorar la resolución de problemas y el pensamiento flexible en adultos mayores. Estos hallazgos sugieren que aumentar las oportunidades de participación en actividades nuevas y desafiantes puede llevar a un pensamiento más flexible y adaptativo en adultos mayores, lo que contradice la visión estándar del envejecimiento cognitivo. Además, se sugiere que participar en actividades intelectualmente activas puede mejorar el rendimiento cognitivo en sí mismo, lo que proporciona nueva evidencia sobre la dirección de la causalidad en la relación entre la actividad y la función cognitiva en adultos mayores.

En Reorganización de las Redes Cerebrales y su Relación con el Rendimiento Cognitivo durante el Envejecimiento Epifanio Bagarinao y otros investigan la reorganización de las redes cerebrales y su conexión con el rendimiento cognitivo durante el proceso de envejecimiento en individuos sin enfermedades neurodegenerativas. Utilizando datos de resonancia magnética funcional en estado de reposo, los investigadores examinaron los cambios en la organización funcional de varias redes cerebrales a gran escala a lo largo de la vida adulta. El estudio encontró que existe una reorganización generalizada de las redes cerebrales funcionales a medida que las personas envejecen. Específicamente, las redes de procesamiento primario (como las visuales y sensoriomotoras) y la red visoespacial mostraron una disminución en la integridad de la red con la edad. Sin embargo, las redes neurocognitivas centrales (que incluyen el control ejecutivo, la saliencia y el modo predeterminado) y las redes de los ganglios basales mantuvieron conexiones relativamente preservadas entre ellas. Además, las redes visoespaciales y del precúneo mostraron un aumento significativo en la conectividad con otras redes a lo largo del tiempo. Además, el estudio reveló que el rendimiento cognitivo general estaba correlacionado positivamente con la conectividad entre redes de neurocognición central. En resumen, esta investigación proporciona información valiosa sobre la reorganización de las redes cerebrales durante el envejecimiento saludable y su posible impacto en el rendimiento cognitivo.

En Adult neurogenesis and “immature” neurons in mammals: an evolutionary trade‑off in plasticity? Luca Bonfanti, Chiara La Rosa, Marco Ghibaudi, y Chet C. Sherwood examinan la plasticidad neuronal en diferentes especies de animales, centrándose en la neurogénesis adulta y las neuronas “inmaduras” en mamíferos. La neurogénesis adulta se refiere a la capacidad de producir nuevas neuronas a partir de células madre neurales durante la edad adulta y es común en vertebrados no mamíferos, pero se reduce en los mamíferos. El estudio muestra que, en mamíferos con cerebros grandes, como los humanos, existe una gran cantidad de neuronas que expresan marcadores típicos de neurogénesis a pesar de que no se están dividiendo. Estas neuronas, llamadas “neuronas inmaduras corticales” (cINs), permanecen en un estado latente durante mucho tiempo pero retienen el potencial de diferenciarse en neuronas maduras que se integran en los circuitos neurales existentes.

Se sugiere que estas poblaciones de neuronas “inmaduras” pueden representar un reservorio de células plásticas durante el desarrollo en mamíferos que tienen una neurogénesis adulta reducida. Esto podría indicar un equilibrio o intercambio entre diferentes formas de plasticidad durante la evolución cerebral, lo que podría ser necesario para mantener un “reservorio de plasticidad” en regiones cerebrales con roles específicos en adaptaciones socioecológicas de especies.
En resumen, este artículo destaca la importancia de estudiar las diferencias en la plasticidad cerebral entre diferentes especies de mamíferos, y cómo estas diferencias pueden tener implicaciones en la investigación biomédica y en nuestra comprensión de la plasticidad en el desarrollo cerebral postnatal y en el mantenimiento de un cerebro saludable a lo largo de la vida.

Hay mucha literatura de reserva cognitiva y su relación con el envejecimiento saludable y La importancia de la actualización continua, como si de un sistema de mejora se tratase. Desde el año 2000 se pueden encontrar en pubmed 106,775 resultados. En una revisión de 2019 Pettigrew y Soldán advierten de que la evidencia hasta la fecha apoya la noción de que niveles más altos de Reserva Cognitiva, medidos por variables indirectas que reflejan experiencias de vida, se asocian con un mejor rendimiento cognitivo y con un riesgo reducido de deterioro cognitivo leve/demencia. Sin embargo, el impacto de la Reserva Cognitiva en las trayectorias cognitivas longitudinales no está claro y puede verse influenciado por varios factores. Aunque existe evidencia prometedora de que algunas medidas indirectas pueden influir en las medidas estructurales del cerebro, se necesita más investigación. Los efectos protectores de la Reserva cognitiva pueden proporcionar un mecanismo importante para preservar la función y el bienestar cognitivos con la edad, en parte porque pueden mejorarse a lo largo de la vida. Sin embargo, se necesita más investigación sobre los mecanismos por los cuales la Reserva Cognitiva tiene un efecto protector.

SESGOS Y ACTUALIZACIÓN

Para este tema es indispensable el libro de Ramón Nogueras, porque creemos en Mierdas, y el libro “Nuestra mente nos engaña” y otros estudios de Helena Matute (3, 4)

Respecto a la hora de reciclarnos como profesionales, tomamos como ejemplo el artículo de Los sesgos cognitivos limitantes del desarrollo de las competencias TIC en los docentes de Fernando García Atienza de 2018, donde aborda el tema del tecnoestrés y la tecnofobia entre los docentes en Colombia en el contexto de la implementación de políticas de innovación educativa respaldadas por las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) y que entendemos que no serán muy diferentes en otras culturas hispanas. Aquí se destacan algunas discusiones y conclusiones clave:

  • Tecnofobia y sesgos cognitivos: Se señala que los sesgos cognitivos pueden convertirse en un obstáculo para el desarrollo de las competencias en TIC de los docentes. La tecnofobia es un fenómeno presente en muchas instituciones educativas colombianas y puede impactar negativamente los procesos de innovación educativa que el Estado busca promover.
  • Necesidad de abordar la tecnofobia: El artículo sugiere que es fundamental abordar el problema de la tecnofobia docente dentro de las instituciones educativas. Esto debe hacerse con la ayuda de profesionales especializados en la aplicación de terapias cognitivas-conductuales que ayuden a cambiar la actitud de los docentes hacia el uso de las TIC.

Más allá de la infraestructura y capacitación: El artículo destaca que no es suficiente invertir en infraestructura tecnológica para las escuelas y proporcionar capacitación en TIC a los docentes. También es necesario comprender las debilidades y fortalezas individuales de los docentes en relación con la adopción de las TIC con fines pedagógicos.

Fortalecimiento de la innovación educativa: Apoyar a los docentes con problemas en el uso de la tecnología puede fortalecer la innovación educativa. Esto incluye cambios estructurales en el currículo, estrategias de enseñanza, materiales curriculares y desarrollo profesional docente.
Proceso de reestructuración cognitiva: Para abordar la tecnofobia de los docentes, se sugiere el uso de la reestructuración cognitiva como una estrategia. Esto implica identificar pensamientos negativos, analizarlos para detectar ideas irracionales y buscar pensamientos alternativos más lógicos y racionales.

En resumen, el artículo aboga por un enfoque más completo para abordar la tecnofobia reconociendo que no se trata solo de proporcionar tecnología y capacitación, sino de comprender y cambiar las actitudes y creencias sobre el uso de las TIC.
La reestructuración cognitiva se presenta como una estrategia efectiva para lograr este cambio.

Volvemos a la buena noticia de que podemos intentar modificar estos sesgos y fobias para una mejora continua.

EPÍLOGO Y CONSIDERACIONES

¿Tenemos cerebro de sobra?

Pues ya hemos visto que no, este bonito título de Drachma destaca la sorprendente complejidad y capacidad del cerebro humano. Se estima que el cerebro humano contiene alrededor de 20 mil millones de neuronas neocorticales, cada una con miles de conexiones sinápticas. A pesar de esta monumental cantidad de componentes, el cerebro parece tener suficiente redundancia y plasticidad para tolerar la pérdida de un número modesto de neuronas o conexiones sin que esto tenga un gran impacto en la función cognitiva. Sin embargo, la ubicación de la pérdida de tejido cerebral es crucial, ya que las pérdidas en áreas cerebrales especializadas pueden tener consecuencias dramáticas. El estudio utiliza imágenes de resonancia magnética (MRI) para investigar la relación entre la pérdida de tejido cerebral y el deterioro cognitivo. Aunque se encontró que los cambios en el cerebro estaban asociados con un rendimiento ligeramente inferior en pruebas cognitivas, estos efectos fueron mínimos y dependieron de varios factores, como la edad y otros factores de riesgo. A pesar de las pérdidas normales que ocurren con el envejecimiento, el cerebro tiene la capacidad de adaptarse y mantener un buen funcionamiento cognitivo. Sin embargo, es importante proteger el cerebro contra pérdidas evitables, como las relacionadas con factores de riesgo vasculares y otras condiciones médicas. El estudio subraya la importancia de preservar la salud cerebral para mantener la función cognitiva a medida que vivimos más tiempo.

Y respecto a los que piensan en la inexpugnabilidad y misterio de la conducta humana y son reacios a su estudio o se muestran escépticos ante la ciencia de la conducta (la psicología) ha llovido mucho desde que Grünbaum (1952, LA CAUSALIDAD Y LA CIENCIA DE LA CONDUCTA HUMANA) decía que los argumentos esgrimidos en contra de la posibilidad de estudiar científicamente al ser humano (5) carecen de base. Por supuesto, no puede decirse que se haya establecido, en forma indubitable la verdad, ya sea del determinismo estricto o del determinismo estadístico, ya que tal cosa no puede resultar del solo análisis lógico, sino que requiere del éxito de la investigación científica de uniformidades. En vista de que los argumentos en contra del determinismo, analizados por nosotros, carecen de base, la psicología necesita no cejar en sus pesquisas y usar confiadamente la hipótesis causal como un principio regulador, que se mantiene vigente, a pesar de la intimación del indeterminismo filosófico.

(5) Hombre en el original

¿Podemos medir mejor?

Daniel Ferreira en Cognitive decline before the age of 50 can be detected with sensitive cognitive measures, examina las diferencias cognitivas relacionadas con la edad en una población de adultos de mediana edad y sus implicaciones en el envejecimiento normal y patológico. Los hallazgos más relevantes sugieren que varias diferencias relacionadas con la edad en la cognición pueden detectarse antes de los 50 años. Se observa que la declinación en la velocidad de procesamiento comienza antes de los 50 años, mientras que la ralentización motora ocurre en la transición a la vejez. También se encuentra una disminución en funciones atencionales, como la atención dividida, antes de los 50 años. La función ejecutiva muestra una disminución en la memoria de trabajo antes de los 50 años y en la manipulación de la información visual, y posteriormente en la transición a la vejez, en la manipulación de la información verbal y el componente de amplitud. Además, se observan diferencias relacionadas con la edad en funciones inhibidoras y fluidez verbal en la transición a la vejez. El estudio también señala diferencias en la memoria, con alteraciones en la adquisición y/o recuperación libre antes de los 50 años, lo que sugiere problemas en las funciones frontales más que en el lóbulo temporal medial. La memoria procedural muestra un aumento en errores y tiempo de ejecución antes de los 50 años, lo que se relaciona con el lóbulo frontal y la velocidad de procesamiento. En cuanto a las funciones lingüísticas, se encuentra una disminución en el acceso léxico mediante asociaciones semánticas antes de los 50 años, asociada con procesos inhibitorios. Finalmente, se identifican diferencias relacionadas con la edad en funciones visuoconstructivas y visuoespaciales, pero no en funciones visuoperceptivas. Los resultados sugieren que la confluencia de múltiples procesos, incluida la ralentización cognitiva, el deterioro de las funciones ejecutivas y las dificultades en el procesamiento visual, contribuyen a las diferencias cognitivas relacionadas con la edad. Estos hallazgos son importantes para comprender mejor los primeros estadios del envejecimiento normal y pueden tener implicaciones en el diagnóstico, pronóstico y prevención del envejecimiento patológico, especialmente cuando se desarrollen tratamientos modificadores en el futuro.

Pero también Hulleman et al. En A meta-analytic review of achievement goal measures: different labels for the same constructs or different constructs with similar labels? Pone como ejemplo que en el estudio de las metas y los logros existe falta de validez de constructo y consistencia en la medición de metas de logro, lo que ha complicado la investigación empírica en este campo. La variación en la medición de metas de logro y el impacto de la variabilidad en la medición en las relaciones entre metas de logro y resultados resaltan la importancia de la teoría y la investigación en este campo. Esto no es una mera investigación filosófica, son concetos muy relacionados con los logros en la vida, el bienestar y la sabiduría, comenzando con el rendimiento académico por ejemplo. ¿Cuándo son beneficiosas las orientaciones de metas de logro para el rendimiento académico? Linnenbrink-García, L., y colaboradores explican que una de las implicaciones clave es que la falta de coincidencia entre los marcos conceptuales y las herramientas de medición puede generar patrones de resultados erráticos y confusos. Esto puede llevar a la mala comunicación, ya que los investigadores utilizan terminología similar para referirse a construcciones subyacentes diferentes, lo que alimenta la controversia y el debate. Los investigadores a menudo se ven obligados a elegir entre desarrollar escalas personalizadas que representen mejor sus constructos pero que dificulten la acumulación de conocimiento o utilizar instrumentos disponibles que proporcionen menos validez de constructo y claridad conceptual.

Lo más positivo de todo esto es que la ciencia avanza así, a pasos no tan agigantados pero buscando seguridad y consenso.

Desde 2009 ya, Caleb, E., Finch en The neurobiology of middle-age has arrived. Neurobiology of Aging, analizaban la aparición temprana del deterioro cognitivo en adultos de mediana edad, independientemente de la patología conocida, y los cambios en las funciones cerebrales durante este período. También destaca la viabilidad de estudiar los procesos celulares en el cerebro que envejece para comprender los cambios genómicos y celulares que contribuyen al deterioro cognitivo, y el potencial de estrategias neuroprotectoras para mantener las funciones cognitivas en edades posteriores. Concluyen que el deterioro (llamémosle declive) cognitivo comienza entre los 20 y los 30 años en adultos sanos y con un alto nivel educativo y continúa hasta edades posteriores. Esta disminución se observa en varios dominios de la memoria, el razonamiento, la velocidad y la visualización espacial. Las funciones cerebrales comienzan a cambiar durante la mediana edad, afectando tanto las funciones cognitivas como las motoras. Estos cambios se pueden observar en tareas que implican realizar múltiples tareas, como “caminar mientras se memoriza”. Y que, como ya hemos visto reiteradamente, la tasa de disminución de la inteligencia fluida es más rápida que la de la inteligencia cristalizada. La neurobiología de la mediana edad proporciona marcadores tempranos para la intervención tanto en humanos como en modelos animales, lo que permite estrategias potenciales para mantener las funciones cognitivas en edades posteriores.

El edadismo

En la tesis doctoral de Borja Doncel de 2020, Consideración integral del edadismo. Análisis de la relación entre estereotipos negativos del envejecimiento y las distintas dimensiones que conforman las personas mayores en dos contextos sociales distintos, se valora el ENFOQUE MULTIDIMENSIONAL DE LA SALUD Y EL ENVEJECIMIENTO, los retos de la sociedad envejecida que nos espera, prejuicios estereotipos percepciones y consecuencias. Es positivo también ver que iniciativas sociales para explicar estos términos son promovidas por entidades públicas, dirigidas al público en general y tienen tanto éxito, yo acudí puntual a esta charla sobre Edadismo (6) y no pude entrar, no cabía un alfiler, y siguió habiendo una afluencia enorme a las mismas, lo que implica que es un tema que nos interesa mucho. Menos mal que sigue online.

En España, en 2023, hay casi 20.000 centenarios (7). Las mujeres tienen en España una esperanza de vida al nacer de 85,83 años y los hombres de 80,27 años.
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